Capítulo 1: Ver de cerca la realidad.

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Tuin era una ciudad enorme donde allí vivía Adela con sus padres, Isa y Niobio. Rodeados por largos y grandes edificios, tenía la rutina aburrida de ir a clases, hacer deberes y tratar de hacer alguna actividad deportiva que le ayudara a mejorar la espalda.

Esos días en los que se sentía estar en modo automático, deseaba estar con su mejor amiga Mitzy. Y cuando eso ocurría, vaya que si le cambiaba la cara.

Pero hoy. Hoy era el día que su felicidad iba a ser la mayor de todas. Conocer el centro donde trabaja su tío para luego ir a Tuin y hacer la maleta para la acampada que tendría con su amiga.

—Te ves muy animada. ¿Segura que puedes con todo lo que se viene encima? —preguntó Coltán con una sonrisa.

—Puedo con todo y más —aseguró Adela, subiéndose al coche de su tío—. Hoy va a ser un día perfecto.

—Pero con cuidado —le recordó.

Adela afirmó y vio como su tío arrancó al coche para ir a su trabajo. De camino, la música sonaba de fondo en la radio, logrando que Adela mirara hacia la ventana del copiloto con tranquilidad.

Tenían que cruzar por la ciudad para poder llegar al lugar, pero no le importaba ver las calles llenas de grandiosos edificios. Los Tugnins pasaban de un lado a otro con sus dispositivos, haciendo su rutina de siempre. Para muchos, Tuin era el lugar más fantástico e ideal para vivir. La ciudad más grande, y la única que había, pero para Adela, era deprimente.

No era por mal. Había nacido en Tuin, pero veía siempre esos colores tristes en todos los lados. Azul. Ese color que se volvía tristeza, y más cuando miraba el cielo y veía esa masa de oscuridad que no la hacía sentir segura.

Pero el momento en el que su tío le mostró el exterior de la ciudad. Supo donde debía permanecer.

—Adela, por cierto —murmuró Coltán, bajando un poco el volumen de la radio—. ¿Qué tal llevas todo?

Adela se quedó en silencio, frunciendo el ceño.

—¿A qué te refieres? Sabes que mi espalda no mejora mucho. Intenté todo lo que me recomendaron los médicos. Si es lo demás... los estudios van bien —respondió sin mirarle.

—No me refiero a esto —mustió Coltán, mirándola de reojo.

Adela tragó en seco y negó con la cabeza.

—Quiero no hablar de eso. No creo que sea lo ideal en un día como este —murmuró, apretando sus labios.

—Solo dime si los escuchas o no.

Adela desvió la mirada hacia su tío y le sonrió como mejor pudo.

—Ya no.

Coltán afirmó aliviado y subió el volumen de la radio. Adela respiró hondo para soltarlo todo y seguir mirando por la ventana. Se alejaban del centro de la ciudad, acercándose a la zona industrial que siempre le generaba esos escalofríos, pero a la vez intriga.

Se recostó un poco en el asiento para cerrar los ojos, dejándose inundar por la música que sonaba. Su tío tenía un gusto inusual. En general, él era inusual, pero no se quejaba, sino no habría descubierto las cosas que había en su hogar.

—Por cierto, tío. Hace poco en historia hemos tocado el tema sobre nuestro origen —comentó Adela con una sonrisa. Coltán la miró de reojo—. Y en poco vamos a explorar las cuevas que hay cercanas al río.

—Ah. Esa exploración la hice de joven. Te recomiendo que no toques nada y que prestes atención. ¡Oh! Y no acerques demasiado la luz en los dibujos que encuentres —recomendó, moviendo su mano derecha.

IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora