¡Diversión! Eso era su reino. Uno donde solo podían entrar los indicados, ¡os invitados más cercanos a Mitzy! Y puede que los más cercanos a ella como su familia, aunque casi nunca querían saber lo que hacía, pero ¿con Adela? ¡Su amiga inseparable!
Conocerla fue lo más curioso del mundo. Una desconocida que parecía tener intenciones hostiles, pero se rindió de inmediato y mostró su verdadero corazón. Mitzy obviamente sabía que Adela solo se ocultaba, como siempre hacía cuando le presentó a los demás guardias de su grandioso reinado.
Le mostró todo lo que tenía en su castillo. Pasillos enormes de colores chillones donde podía en ocasiones agarrar algunas gominolas que hubiera en las paredes. ¡Era comestible! Pero cuidado de no tener luego un dolor de tripa importante.
Veía la confusión en sus ojos. Era normal, ¿quién no sentiría asombro y duda al entrar en un mundo como este? Uno que se alejaba a lo que era la "realidad" que ellos tanto decían.
No. ¡Esta era la realidad! Una donde nada malo podía ocurrir.
Bueno. No siempre.
—¡Yo la princesa Mitzy impediré que destrocéis mi hogar! ¡Ya lo intentasteis una vez! ¡Me dejasteis inconsciente! ¡Pero no más!
Movió sus manos en dirección al suelo para que sus yoyos se activaran. Ante esto, se movió en su dirección para desplazar con destreza los juguetes. Los osos hechos de peluche no les quedó otra que moverse.
—¡Ja! ¡Ahora veréis lo que es bueno!
La sonrisa era presente en su rostro, moviéndose hacia estos para acabar con la amenaza de inmediato. Lo había visto, a duras penas, y sabía que Adela no podía con todo. Quería despertar y entrar a su mundo, pero no podía. No se lo permitían.
Justas fueron las ocasiones donde salía de su mundo. Desconectaba de su realidad para verse en una habitación hecha de madera con sus pertenencias, o al menos era lo que decían sus padres. Siempre la llamaban para ir a comer o cenar, y hacía caso, disfrutando de su estancia con ellos para luego estar en su mundo.
Había sido siempre así desde que tuvo memoria. Cuando conoció ese hermoso lugar y le enseñaron todo, diciéndole las palabras claras: Ella, era la princesa de ese reinado colorido y mágico.
Al principio no se lo creyó, y miró todo lo que la rodeaba para al final quedarse enamorada del lugar. Un mundo donde todo iba a la perfección, donde veía a los soldados con armaduras de colores rosados y azules sirviéndola como hacía Adela, aunque ella era la más leal y eficaz. No solo eso, Adela tenía algo que la hacía distinta a los demás. Su forma de ver las cosas más distinta.
—Mit, ¿no te angustia estar tanto aquí?
Era la pregunta más recurrente que le hacía. Mitzy siempre le sonreía y negaba con su cabeza.
—¿Cómo me voy a cansar de algo tan maravilloso? Los demás no lo quieren ver ni entender, cosa que ellos mismos se lo pierden. —Señaló su cabeza—. Si lo vieran se les quedaría bien grabado y jamás querrían irse de aquí. ¡Cosa que ellos se lo pierden!
No comprendía porque suspiraba cansada o le hacía comentarios similares, pero hubo un punto en el que le pidió que frenara. Le incomodaba, le molestaba, y aunque no lo quisiera admitir, la hacía entrar en pánico.
—¡No huyáis! —gritó Mitzy, viéndose la decisión en sus movimientos brutos, haciendo que los yoyos rebotaran en el suelo, dirigiéndose a esos osos—. ¡Esto es lo que pasa cuando me enfadáis!
Ya la había avisado una vez a Adela. Fue suficiente y comprendió cómo funcionaba las normas en su mundo. No era tan difícil, ¿no? Simplemente una vez se entraba en su mundo, se debía disfrutar y relajarse.
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IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]
Ciencia FicciónDesear la evolución de su planeta era uno de los propósitos que Coltán logró conseguir ante un material extraño en su planeta llamado Blatution, del cual permitía una tecnología avanzada y no contaminante. Tal descubrimiento provocó que su nombre re...