Capítulo 9: Deja que sea libre.

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Coltán vivía una mezcla de emociones que no podía expresar. Miraba hacia enfrente con el rostro serio, pero por dentro sentía que le habían apuñalado.

«Serás el jefe, Sulfuro, pero esto no puede ser así. Esa gema estaba bajo protección por algo. No pudiste dar la única que teníamos».

Bajó la mirada mientras seguía caminando. El arrepentimiento le golpeaba al darse cuenta que a lo mejor explicarles a sus compañeros sobre el Blatulion no era una buena idea porque traía consecuencias como estas. Si les molestaba enseñar lo que había hecho a sus espaldas, era normal que hicieran alguna jugada sucia sin que él lo supiera.

«Donde las dan. Las toman».

De igual forma sentía agradecido de que Brecha le avisara. Mostraba una actitud más distinta a los demás, una que le hacía sentir acompañado, aparte de Miver.

Era joven. Treinta años, pero su forma de actuar la hacía ver más joven, más con el corazón tan sensible. Alguien como ella no era un perfil común en su trabajo, pero si logró estar aquí era por las capacidades que poseía, similares a lo que Coltán se dedicaba.

Tuvo la ocasión de estar a su lado. Hacía más de aprendiz que otra cosa, le encargaban incluso las tareas más tediosas y aburridas, pero ella aceptaba.

—¿Tienes aun ganas de seguir aprendiendo con todo lo que has tenido esta mañana? —preguntó Coltán, mirándola con la ceja alzada.

—Claro. Puede que sea tedioso estar todo el día en la sala de administración, pero merece la pena estar con usted. Aprendo mucho.

Coltán alzó un poco sus hombros.

—Estate atenta entonces. Nos pondremos con un análisis cromatográfico de una muestra de un compuesto que hemos recibido de la planta de producción —respondió Coltán. Brecha afirmó con emoción—. Siéntate a mi lado y apunta todo.

Brecha se quedó a su lado y apuntó todo lo que le explicaba. A veces eran pocas horas, otras eran demasiado largas, pero merecía la pena cuando veía la ilusión en los ojos de Brecha, apuntando hasta el más mínimo detalle.

—Ahora tenemos que esperar, ¿no? —preguntó Brecha, mirando hacia el detector.

—El cromatograma nos dirá los picos de gráfico que representan los diferentes componentes. La posición y el área de esos picos nos dicen que hay en la muestra y en qué cantidad. Tenemos que esperar unos pocos minutos —aclaró Coltán, estirando sus brazos—. Creía que no tenías tanta constancia en la cromatografía.

—Poca, pero la tengo. En donde estudiaba hemos visto algunos ejemplos, pero ponerlo en práctica me ha puesto un poco nerviosa, en especial a la hora de inyectar la muestra.

—Es automático. No te tienes que preocupar —aclaró Coltán con una leve risa.

—Ya, pero aun así me angustia —admitió, miró hacia su libreta con apuntes y soltó un suspiro.

—¿Algo que te ronda? Llevas así desde que nos pusimos.

—D-Digamos que hace poco tuve un encontronazo con alguien que no quería ver —admitió Brecha sin levantar la cabeza.

—¿Es posible saber quién?

—Mi expareja —musitó, y soltó otro suspiro—. Está tan mal el pobre. Le vi en una de las calles con una bolsa pequeña que guardaba en su chaqueta.

Coltán desvió la mirada a otro lado.

—No le puedes pedir a la gente que siga adelante sin caer en las tentaciones más crueles, Brecha —murmuró Coltán—. Créeme que a mi tampoco me hace gracia que los Tugnins caigan en eso.

IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora