Capítulo 4: No digas que no te he avisado.

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Su tío no había dormido bien. Mejor dicho, casi nunca dormía bien. Se fijaba en sus ojeras y sentía preocupación por él, menos mal que le habían dado unas cortas vacaciones.

Aunque dudaba si iba a descansar con el proyecto que había lanzado y que estaba siendo testeado en unos pocos.

—Tío, ¿seguro que estás bien? —preguntó Adela, sin quitarle ojo.

—¿Eh? Ah. Sí —respondió sin darle importancia, aunque las uñas de sus dedos no paraban de ser mordidas—. Más o menos.

—Es sobre el Blatulion, ¿no?

Su tío frenó por un momento en las escaleras. Temblaba. Era como si ahora mismo sintiera el gélido viento de las montañas, aunque en verdad estaban a temperatura estable dentro del edificio.

—¿Quieres hablarlo en otro momento? —preguntó de nuevo Adela en un susurro.

Coltán afirmó con su cabeza, soltando un leve suspiro.

—Es algo que jamás pensé que saldría a la luz, Adela —admitió en un susurro, bajando por las escaleras—. Ya te lo he comentado alguna vez.

Lo recordaba, aunque no mentía tener más intriga sobre esa gema. Según recordaba, su tío había encontrado la generación de esas gemas en los ríos que había en los bosques. Al principio se ponía a examinarlas desde lejos y analizó su comportamiento. Ardían, eran gemas pequeñas que, con tocarlas, uno se quemaba las manos, incluso con la protección necesaria ¡incluso si lo agarraba con unas pinzas! Había que ser cauteloso.

Aun así, pudo conseguir uno gracias a Cael. Cuando la obtuvo, no dudó en mantenerla bajo un cuidado riguroso. Dentro de una cápsula que tenía que rellenarla cada día de agua fría. Se pasó tiempo examinándola en su casa, sacando apuntes de su comportamiento con el entorno, para luego traerla en el centro donde trabajaba.

Pero solo una pudo saber lo que se tramaba.

«Me mencionó que el Blatulion es una gema que dejaron los seres que vivían antes y que supuestamente exterminaron. Me había dicho un nombre en su momento —pensó, frunciendo un poco el ceño—. Ya me acordaré, supongo».

Miró de nuevo a su tío antes de salir. Ajustaba sus gafas redondeadas con un rostro impasible. Daba miedo con tan solo verle, pero sabía que solo era una actitud que adoptaba en su trabajo. A fuera, sus hombros se relajaban y mostraba un rostro más alegre y cariñoso.

«No sé cómo sigues trabajando en un lugar que te quita las energías y la felicidad».

Siguieron caminando hasta llegar al coche. Una vez dentro, Coltán retiró sus gafas y puso los dedos en sus ojos, masajeándolos para al final soltar un suspiro con una sonrisa.

—El porqué estoy así es porque Sulfuro me habló por unos minutos —explicó Coltán en un murmullo—. No es que esté contento conmigo por haber hecho algo así a espaldas de todos y ponerme en riesgo. Tendría que haber contado con su ayuda para poder sacar algo tan novedoso a Tuin.

—E-Entiendo —murmuró Adela, mirándole con atención.

—Si no lo hice es porque Miver me lo pidió —admitió, quitando la mano en su rostro para ponerla en su barbilla, recostándose en el asiento—. Ella sabía muy bien como actuaba la gema. Supo leerla de inmediato y me aconsejó todo lo que pudo. Para que entiendas, la gema se acopla a lo que tenemos. A la gran mayoría de las cosas. Tanto la gema entera como partida, aporta propiedades que principalmente son curativas o mitigan los efectos negativos.

—¿T-Tanto? —preguntó, asombrada.

—Sí. Es una gema muy interesante que no hemos hecho caso hasta ahora —respondió Coltán. Se quedo en silencio unos segundos, sintiendo un escalofrío en su espalda—. El asunto es que hay que ir con cuidado con la gema. Saber acoplarla en lo que tenemos no es una tontería y por ello hemos hecho unas pruebas para ver como reacciona en la ciudad. En principio solo se ha aplicado en la tecnología más moderna, unos móviles... —Suspiró—. Que por desgracia tu madre ha querido participar como voluntaria ya que hicieron una propaganda muy estúpida.

IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora