Capítulo 8: Inhumanidad

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La cabeza de Coltán daba vueltas a todo. Tenía unas ganas horribles de vomitar, y si quisiera podría hacerlo porque estaba en el baño, pero su cuerpo se lo impedía. No le quedaba otra que ser fuerte porque lo que venía ahora, iba a desestabilizar su torre.

Aun le costaba procesar la información, y eso que intentó concienciarse antes de llegar. Disfrutó por última vez la naturaleza porque sabía que iba a estar difícil salir de ese lugar hasta que encontraran una mínima pista.

Esa idea se fue metiendo en su cabeza. En cambio, Rutilo no podía. Cuanto más se acercaban, más palabras balbuceaba.

«Si ese desgraciado dejara de fumar —pensó, soltando un suspiro—. Lo dejaste en su momento. ¿Cómo puedes volver a caer?»

Escalofríos recorrieron su espalda mientras miraba hacia la puerta del baño de hombres. Abrió la boca con dificultad, sintiendo una gran presión en su pecho.

De por si el ambiente en su trabajo era incómodo, pero esto ya superaba su costumbre. Esta vez sentía que agarraban su columna vertebral para arrancársela o como querían aplastar sus pulmones.

Eso, y junto a la oscuridad, sentía que solo él vivía eso. Todos los demás actuaban como si nada pasara. ¿No veían acaso que todo se había vuelto más deprimente? Las salas blancas ya no parecían existir. Ahora era todo gris y, por alguna razón, se le hacía más difícil de respirar, como si el propio edificio estuviera contaminado.

—Coltán, tenemos que apurarnos, sabes que Sulfuro nos pidió reunirnos en el cuarto piso —le recordó Rutilo.

Coltán le miró de reojo. Se armó de valor y afirmó.

—Vamos.

Al salir, fueron directos hacia el ascensor sin distracciones. Una vez dentro, las puertas se cerraron y se vio envuelto en la oscuridad.

«Ahora entiendo porque te dan miedo estos sitios, Adela. Más si estas angustiado».

—Oye Coltán, te recomiendo no decir palabras incoherentes, no cabrearle y comportarte —aconsejó Rutilo.

Coltán frunció el ceño ante sus palabras.

—¿Tan tenso está?

—Contigo parece que sí, pero intentamos calmarle, en especial Brecha —aclaró.

«Piensa que es culpa del Blatulion...—Suspiró, cerrando sus ojos—. No le culpo, yo también lo hago».

—Está bien...

Tosió un poco, aclarando su voz para intentar respirar con profundidad. Cada palabra que dijera iba a ser vigilada, y ahora con más motivo.

«Si estuviera aquí Miver...».

—¿Nervioso? —preguntó Rutilo.

—Y preocupado —añadió.

Rutilo soltó una suave risa para luego mirar hacia el techo.

—Por eso te dije que era mejor fumar y olvidarse de los nervios —murmuró con una sonrisa.

—Si tú lo dices... —contestó, desviando la mirada a otro lado—. No voy a caer tan bajo —susurró de forma que Rutilo no le escuchara.

Las puertas se abrieron, mostrándose a todos los que conocía en el pasillo. Cuprita, Brecha, Lignito y Sulfuro. Le sorprendía mucho que incluso Brecha estuviera allí ya que era alguien que recién la habían contratado y apenas estaba entendiendo cómo funcionaba el lugar.

—Por fin llegáis.

A los ojos de Coltán veía un pasillo oscuro cuyo final parecía ser el propio abismo. Sabía que era una ilusión creada por sus nervios. Cerró sus ojos para abrirlos y mirar de frente. Ahora más que nunca debía ser valiente. La torre firme. Pizarra en mente.

IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora