Capítulo 3: Cambios.

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Buscó las llaves del apartamento y abrió la puerta principal para subir las escaleras. La tensión subía por sus hombros. Sabía que Isa estaría ahí aun enferma, por ello mismo su visita breve y preparar la maleta. Simple, rápido y eficaz. Como le gustaba en su trabajo... si tenía la oportunidad.

Cuando llegó a la segunda planta, intentó abrir la puerta, pero esta se abrió. Sus ojos se abrieron en señal de sorpresa al ver a la esposa de su hermano con una máscara en su boca y unos guantes en sus manos.

—¿Isa? ¿Qué haces de pie? Debes reposar.

La mujer tosió con cierta fuerza y trató de sonreír, al menos eso parecía.

—No me gusta estar tumbada todo el rato en cama sin hacer nada —aclaró con la voz afónica—. He tomado la medicación y estoy un poco mejor, aunque me he puesto esto para no contagiar a nadie.

Coltán soltó un largo suspiro.

—Me imagino que estáis aquí para preparar la maleta, ¿no? —preguntó Isa, dejándoles entrar.

—Sí, claro. —Coltán entró primero, después fue Adela, que se dirigió a su habitación—. Oye, Isa, no tienes por qué estar aquí. Puedes ir a descansar. La idea era hacer la maleta e irnos.

—Sí, lo sé, pero no sería educado de mi parte dejarte ahí de pie sin tomar algo —contestó, soltando una leve risa y cerrando la puerta de casa—. Deja tu chaqueta y relájate. De verdad que no me molesta que estés aquí.

Coltán soltó un suspiro.

—Aunque te lo repita vas a seguir así de testaruda.

Isa soltó una leve risa.

—Así es.

Obedeció y dejó la chaqueta a un lado para sentarse en el sofá. Sin querer miró hacia la mesa de madera, encontrándose con el dispositivo moderno que acababan de lanzar con la gema acoplada.

«No debiste aceptar, Isa. Es la primera prueba y posiblemente te quiten el móvil para que lo pagues. Si es que...»

Miró a su alrededor. La casa era espaciosa y minimalista de colores blancos que hacían del sitio uno relajante, aunque su sobrina dijera que no era de su gusto. Pronto escuchó los pasos de Isa. Se giró para ver cómo le traía una taza de café.

—Isa, sabes que no vamos a estar mucho rato aquí —aclaró Coltán.

—Pero un buen café anima a cualquiera, y más si esta tarde la tendrás bastante movidita con los padres de Mitzy —contestó Isa con dulzura. Dejó el café en la mesa y se sentó en el sofá. Coltán estaba en el sillón—. Bueno, ¿y qué tal todo?

—Lo de siempre, fueron pocas horas porque vieron a tu hija y me dejaron disfrutar un poco antes de mis vacaciones —respondió, dejando que el café se enfriara un poco.

—Deberías dejar de trabajar ahí, sabes cómo te tratan.

—Ya, y perder mi único trabajo, ¿no?

—Hay otros mejores, Coltán.

«Y ya estamos con el mismo tema».

—Isa, entiende que es el único trabajo que se relaciona con mis estudios, aparte de que estoy bastante bien —recordó. «Dentro de lo que cabe», desvió un poco la mirada.

—Sí, porque esa mujer te salvó, aun me sorprende que no seáis pareja —comentó Isa con calma.

—¿Quién? ¿Miver? —preguntó con una ceja arqueada—. Somos compañeros de trabajo, no sé mucho sobre ella.

—¿No? ¿Ni aun pasando dos años?

—Me dijo que tuvo una vida complicada, que si estaba aquí trabajando era porque era mejor que en otros lugares y se sentía muy cómoda, aunque a veces le costara dormir —respondió, poniendo la mano en su barbilla—. Admito que es una mujer un tanto inusual, sobre todo por esas gafas negras que me lleva.

IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora