Parecía que se estaban burlando de ellos. Rutilo pulsaba varias veces el botón del ascensor, dejando que los nervios le fueran inundando cada vez más hasta le dio un golpe. Coltán solo le miró de reojo. Así no iba a funcionar el ascensor, pero era mejor no decir nada porque sabía cómo era su compañero, y más si no tenía algo para tranquilizarse.
Era extraño. Entraron al ascensor, empezó a subir y de repente todo paró. Creyeron que era un fallo temporal, pero cuando las luces desaparecieron, Rutilo empezó a gritar por ayuda, pulsando los botones y pateando el suelo con ansiedad.
—No me jodas, no me jodas —repetía sin parar Rutilo.
Coltán le miró de reojo y cerró sus ojos.
«Qué remedio, tocará esperar y los móviles no van a funcionar bien aquí dentro», pensó. Vio como Rutilo sacaba su móvil para ver si alguien le contestaba, pero no había una respuesta de vuelta al no haber cobertura. Golpeó la puerta del ascensor y gritó por ayuda.
De pronto Rutilo puso las manos en los bolsillos de su chaqueta de tela blanca, después buscó en los bolsillos de su pantalón tejano. Gruñó nervioso, palpando de nuevo para poner las manos en la cabeza.
—¡¿Si me fumo uno no te importará?! —preguntó Rutilo sin mirarle.
Coltán alzó la ceja.
—No, no quiero que quites el único aire puro que hay en este ascensor —pidió Coltán.
—¡Me da igual, es eso o que pierda los nervios y haga algo indebido!
Vio como de nuevo buscaba los cigarros en sus bolsillos. Tenía que ser claustrofóbico, ya lo sospechó cuando Rutilo no solía tomar el ascensor a no ser que fuera para ir a los pisos más altos. En este caso, al ser algo de urgencia, confió en que el ascensor fuera más rápido, pero no era el caso.
—Soy un maldito desgraciado, por una vez que tengo prisa y ahora me tienen que joder así —murmuró Rutilo, mordiendo sus labios.
—Cálmate, Rutilo, respira hondo y suspira.
—¡Hacer eso hará que perdamos el poco oxígeno que tengamos dentro! —gritó, mirando a Coltán. Sus ojos parecían salir de sus cuencas.
—Y si respiras tan rápido como haces ahora vas a gastarlo igual. Cálmate, ¿vale? No te va a pasar nada malo, estamos encerrados, sí, pero pronto nos ayudarán y podremos salir —respondió. Esta situación ya la había vivido demasiadas veces, aunque daba la sensación de que las paredes del ascensor se encogían.
—¿Cuánto ha pasado desde que avisamos? —preguntó, pateando el suelo con rapidez.
—No más de tres minutos, por favor, Rutilo, cálmat-
—¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien ahí fuera?! ¡Maldita sea, estamos encerrados!
Rutilo golpeó la puerta del ascensor con fuerza. Coltán suspiró con la mano en la frente. Sabía que calmarle iba a ser complicado porque se agobiaba con todo, más si le había dicho que quería fumar. ¿Cuántas situaciones vivió así con él? Demasiadas para ser verdad.
Admiraba la paciencia que tenía Brecha con él, se preguntaba como logró que Rutilo dejara de fumar por una temporada y que tuviera la voluntad de ir a terapia. No todos eran así de amables, menos con alguien que tiene unas contestaciones y formas de actuar que cualquiera se alejaría. Coltán era uno de ellos, pero porque siempre que hablaba con Rutilo, acababan discutiendo.
Rutilo parecía ser un hombre amargado que parecía no haber conocido jamás la felicidad, pero en verdad era todo lo contrario a lo que muchos podían pensar.
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IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]
Science FictionDesear la evolución de su planeta era uno de los propósitos que Coltán logró conseguir ante un material extraño en su planeta llamado Blatution, del cual permitía una tecnología avanzada y no contaminante. Tal descubrimiento provocó que su nombre re...