Pan y Coca-Cola

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Margo

El día transcurrió de lo más normal. Clase de inglés, química  y por último matemáticas, los viernes salimos más temprano así que decidí caminar un rato por los pasillos antes de irme a mi casa, habían unos cuantos estudiantes pero no les preste mucha atención que digamos. Una persona me tocó el hombro y al girarme me di cuenta que era el profesor de gimnasia, el era un hombre algo gordo para ser profesor de gimnasia, era calbo y tenía los ojos color mierda, con todo el respeto que el se merece.

— Hola, Margo, ¿Cómo te encuentras?

— Muy bien, ¿Y usted?

— Bien, gracias por preguntar. — El se seco el sudor de la cara con un trapo blanco para luego seguir hablando — Margo, te quería informar que el día martes vamos a jugar voleibol y luego haremos una selección para el nuevo equipo, y quería que volvieras a ser la capitana este año.

Esperen un micro segundo... ¿Voleibol? Amaba ese deporte, literalmente estaba obsesionada con el. Intente que no se me notará la alegría pero no pude hacer mucho.

— ¿El martes? — En asintió lentamente con la cabeza — Bueno, está bien.

— Dile a tus compañeros, Margo.

— Está bien.

Luego de que se fuera pegue un salto de alegría y fuí a la entrada para contárselo a Vips. El día había sido de lluvia y más lluvia pero ahora solo estaba el cielo nublado, y pensar que yo me tenía que ir en transporte público, solo quería llevar a mi casa para poder dormir en paz, llegué a la entrada del instituto y me encontré a Vips hablando con Anaís, Santiago y... Mierda, ¿Desde cuándo se había hecho tan amiga de Parker?

Llegue a dónde estaban ellos y Anaís me saludo con la mano y una hermosa sonrisa adornando su cada, no se por que pero creía a ver visto a Santiago y a Anaís muy juntos estos días, no sé si era verdad o pura mente mía. Me pare al lado de Vips dandome frente a Santiago, a Anaís y a Parker... Fuck Parker.

— Hola, muchachos. — les saludé a todos, me volteé hacia Vips y le pregunté en voz baja — ¿Ya nos podemos ir?

— En realidad... Santiago y Parker me iban a llevar hasta mi casa. — Eso me descolocó un poco ya que siempre nos íbamos juntas, pero no iba a dejar que ninguno se diera cuenta de que me afectó un poquito.

— Oh, bueno, entonces creo que yo ya me voy. — Tome mi paraguas preparándome para irme pero Santiago dijo algo que me sorprendió.

— Oye, pero tu vives cerca de Vic ¿No es así?

— Si, ¿Por?

— Te puedes venir con nosotros, — Se giró hacia Parker como que recordando que el coche era de el — Claro, si Parker no tiene ningún problema.

Todos nos giramos hacía Parker esperando una respuesta de su parte pero el solo se encogió de hombros y eso para Santiago significo un si.

— Bueno, te vienes con nosotros.

Anaís se quedó un rato más con ellos hasta que dijo que ya se tenía que ir y fue ahí cuando nosotros ya nos fuimos. En los asientos de alante estaban Parker como chofer y Vips de copiloto, atrás nos encontrabamos Santi y yo.

Ellos se pusieron a hablar de no se que y yo solo me concentre en la ventana, por la radio estaba sonado una canción de no se quién y todos la empezaron a cantar, la canción era horrible, si, pero era muy pegadiza.

— Vamos, Margo, canta. —  Santi Me ánimo moviendome el hombro con mucha energía.

Yo me eche a reír y les seguí el juego, empecé a cantar a todo pulmón como ellos y la verdad es que ese era un buen viaje de regreso.

— ¡Espera! — Grito Santiago de la nada, señalando una panadería— Para ahí.

— ¿Acaso tienes dinero? — Le pregunto Parker algo irritado.

— Un poco si.

— Un poco no va a ser suficiente, Santiago.

— Yo puedo poner una parte. — Ofrecí.

Ese comentario pareció alegrar mucho a Santiago.

— Y yo. — Siguió Vips.

— Vamos a ir. — Le pedí a Parker agarrando su asineto desde atrás.

El me vio por el espejo retrovisor y no supe desifrar su mirada pero se que al final suspiro y nos llevó a la panadería.

Los cuatro nos bajamos del coche y nos dirigimos al interior de la panadería, los cuatro sacamos algo de dinero y lo juntamos todo para ver qué nos podíamos comprar, al final nos compramos nos panes campesinos de esos grandes y una Coca-Cola. Tomamos una de las mesas y nos sentamos a comer.

— Entonces... Margo, cuéntame. — Me empezó a sacar plática Santi.

— ¿Que quieres saber?

— ¿Eres buena en algo?

— En hablar paja.

El y Vips se empezaron a reír pero Parker se veía muy serio, ni puta idea de que le pasaba, al parecer Santi se dió cuenta de esto y le pregunto que por qué estaba tan serio y su respuesta solo fue:

— Me duele la cabeza. — Y volvió a comer.

Hablamos un rato más de las mil y un estupideces hasta que terminamos de comer, volvimos al coche pero está vez no pusimos música, en su lugar les conté a los muchachos que el martes habían pruebas de voleibol y que tendríamos un pequeño juego amistoso.

Me dejaron primero a mi y luego llevaron a Vips a su casa, al entrar encontré a mamá viendo su telenovela, la saludé y me fui a mi habitación a tomar una ducha, al salir de esta baje las escaleras con mi teléfono y busque una receta de galletas en internet, me puse mis audífonos inalambricos y empecé a escuchar Música, Plan de Alex Ponce empezó a sonar y yo me movía por la cocina al ritmo de la música.

Hice unas galletas de chocolate con maní y les juro que di todo de mi, puse el corazón y el alma en esas estúpidas galletas que al final se me quemaron, y no fue que se me quemaron un poquito, no, ¡esa mierda estaba negra! Eso ni por un milagro se podían comer, al final las tuve que tirar a la basura.

Después de mi fiasco culinario y descubrír que no tendría futuro como repostera me llegó un mensaje de Vips.

MyVips: ¿Quieres ir a una fiesta mañana?

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