Margo
La casa de Parker por dentro era mucho más bonita, tenía una sala espaciosa con una mesita para el café en el centro, tenia dos muebles, uno largo y uno corto, las paredes estaban pintadas de blanco y habían un montón de fotografías.Parker se perdió por el pasillo y cuando regresó traía en sus manos una toalla, una camisa y un pantalón de algodón, me dijo que me podía cambiar en su habitación y me señaló la última puerta a la derecha. La habitación de Parker era algo grande, tenía las paredes pintadas de blanco y había uno que otro póster de equipos de fútbol, su cama estaba en todo el centro de la habitación y al lado de ella había una mesita de noche, tenía una gran ventana que dejaba ver a la calle y a su lado estaba su closet.
Me quite mi camisa de tirantes y la dejé sobre la mesita de noche, y lo mismo hice con mi pantalón, lo único que me deje fueron mis bragas. Me puse la camisa de Parker que me quedaba muy grande, para que se hagan una idea la camisa me llegaba hasta la mitad del muslo, me pase los pantalones de cuadros por las piernas pero estos se me caían, busque la tirita para apretarlos pero no la tenía, joder, ¿Y ahora que?
Fuí hasta el closet de Parker pero no encontré nada que me quedara, mierda, ¿Por qué el imbécil tenía que ser tan grande?
Okay, ponerme otra vez mis pantalones mojados no era una obsesión así que solo me quedaba una cosa que hacer. Abrí la puerta y lentamente saque la cabeza por ella.
— Parker. — Lo llame pero él no aparecía por ninguna parte.
Tome mucho aire y grite su nombre mucho más fuerte.
— ¡Parker!
El apareció ya cambiado de ropa, ahora no traía camisa y tenía unos pantalones para dormir.
— ¿Por qué gritas? — Pregunto con fastidio.
— Tengo un problema...
El se cruzó de brazos esperando que le dijera.
— Los pantalones no me quedan.
— ¿Ya buscándote otros?
— Si y todo se me cae.
— No creo que el pantalón se te caiga tanto.
— Pues si lo hace y se me ven las bragas.
El se quedó un momento en silencio para luego soltar algo que nunca hubiera esperado.
— ¿Puedo ver?
— ¡No! — Entre en pánico y le cerré la puerta en la cara.
El al otro lado soltó un suspiro y tocó la puerta.
— El pantalón, Margo, estoy hablando de sí puedo ver el pantalón.
Yo abrí lentamente le puerta y él paso, me quedé un momento frente a el y me solté los pantalones, obviamente estos cayeron al suelo dejando ver la piel de mis pierna.
— ¿Dónde está el problema? — Pregunto viéndome directamente a los ojos.
— ¡Pues aquí! — Le señale mis pierna pero el pareció no entenderme.
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Hey Imbécil
RomanceParker y Margo, dos almas unidas por un pequeño choque convirtiendo así a Parker en el peor enemigo de Margo. Odio, problemas, amor y pasión se convertirán en los acompañantes de estos dos individuos. Dicen que el odio va de la mano con el amor, ¿S...