Secretos de pasillo

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Margo

+18 🔥

Habían pasado dos semanas desde el insistente en la cancha, dos semanas desde que en mi mente había torturado y matado a Parker de distintas maneras.

Parker y yo no volvimos a hablar desde ese día y la verdad es que ni falta hacía, no lo quería ver ni en pintura lo cual era muy difícil ya que él estaba en mi mismo curso, en más de una ocasión lo encontré viéndome entre clases y cuando le devolvía la mirada se hacía el loco, y la apartaba al instante. Dios mío como lo odio.

En el tiempo que llevo viendo, hablando y conociendo a Parker me he dado cuenta que es una mierda de persona, y no de esas mierdas de personas que cambian por otra persona tipo novela de Wattpad, no, él no era así, él era una mierda de persona y ya.

Victoria me aconsejo que toda esa ira que tenía dentro de mi no me iba a hacer bien y que tal vez si le pedía algún tipo de explicación a Parker el me diría si lo hizo con intención o no, la verdad estaba segura de que lo que hizo lo hizo con mucha intención pero Victoria me orilló a exigirle una disculpa.

Así que aquí me encontraba corriendo detrás de Parker para hablar con él.

— ¡Parker! — Le grite pero no sé volteo — ¡¡Parker!!

En esa ocasión si se dió la vuelta y me vio con cara de fastidio.

— ¿Que necesitas? — Me preguntó con indiferencia y el tono más seco del mundo.

— Quería hablar algo contigo.

— ¿Y?

Dios mío, dame la paciencia que no me diste al nacer para poder lidiar con este horrible ser humano.

— Porque tú fuiste el que me pegó con el balón y quería preguntarte si lo hiciste a propósito.

Que estoy segura de que fue así.

— Pensé que lo atraparías, como estabas presumiendo que sabías mucho.

Él se sacó los audífonos del bolsillo y se los puso, se dió la vuelta y empezó a caminar.

¿En serio se iba a ir así como si nada?

Parker se fue caminando como si nada y esa simple acción colmó mi paciencia, ¿Cómo mierda podía estar tan tranquilo por la vida?

Un día me chocaba con su coche, luego otro día me llevaba hasta mi casa, al otro me decía niña y me pegaba con un balón de voleibol, ya no podía seguir con esa situación. Sabía perfectamente que no me podía escuchar así que aproveché esa oportunidad para desahogarme.

— ¿Por qué eres así? Es que no lo entiendo. Un día me tratas bien al otro me tratas como una mierda y ya no puedo más. — El iba moviendo la cabeza de un lado al otro sin prestarme la más mínima atención así que decidí seguir — ¿Quien te crees que eres? O sea, eres capaz de decirme que nunca te llegarías a fijar en mi porque soy una “niña” como llegaste a decir en una ocasión y entonces eso me dió justamente en el ego, no tanto en el corazón porque que mierda, pero el ego... No te entiendo de verdad.

»¿Por qué mierda no te fijas en mi por un maldito momento?¿Por qué no ves lo que me hiciste? ¿Por qué? ¿Tanto te cuesta? No lo sé, si tan solo te dieras la vuelta y supieras cuántas noches he dado vueltas en la cama por soñar con tus estúpidos ojos, si tan solo supieras que te recuerdo entrando a mi habitación por la ventana, si supieras lo mal que me senti cuando no te disculpaste conmigo ¿Pero sabes que? Jodete porque yo ya me cansé de toda esta situación.

Me dí la vuelta para alejarme de el pero Rápidamente me tomo de la muñeca para que no pudiera alejarme, yo lo ví directamente a esos ojos  que estaban grabados en mi cabeza  y solo pude poner una sonrisa sarcástica.

Hey Imbécil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora