capítulo 2.

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La clase de Gimnasia había comenzado y Zhang hao no dudó ni un segundo para hacer de las suyas, aquel short de tela le hacía resaltar todo su divino trasero de una forma encantadora, provocando qué los chicos no pudiesen quitar la mirada de él y sus lindas piernas, claro, todos excepto Sung Hanbin.

—Hoy jugaremos voleibol—aviso el profesor Choi y Gunwook se quejó por aquello.

—¡Ya jugamos eso la semana pasada!

—¡Ay, cállate, Park!—le miró con los ojos entrecerrados y luego miró al profesor con una sonrisa inocente

—¿Los mismos equipos, profesor?

—Si, Zhanghao, los mismos—contestó amablemente, pues no había que ser tan inteligente para saber qué babeaba por su lindo alumno.

El pelinegro estaba en el equipo de Hanbin, por lo qué se colocó enfrente de él y dejó caer la pelota qué tenía en sus manos a propósito.

—Lo siento, soy tan torpe—se encogió de hombros y se agachó para tomar la pelota de una forma provocadora.

—No, no lo eres—se escuchó a alguien decir.

Minnie y Shushua miraron a Zhanghao con desaprobación, les enojaba demasiado qué Zhanghao se comportará de esa manera, pero más que nada le tenían celos, no entendían como un chico lograba tener la atención de todos.

Hanbin no pudo evitar mirar a Zhanghao cuando hizo ese movimiento y esté ultimo lo descubrió, por lo qué le sonrió coquetamente. Si, estaba seguro de qué le gustaban las chicas, pero cuando un chico cómo Zhang hao hacía ese tipo de cosas frente a ti era casi imposible no mirar.

Los demás chicos intentaban acercarse a Zhanghao durante todo el juego, pero a él no le interesaba nadie más que Hanbin o por lo menos hasta qué pudiera lograr lo que quería con él, no iba a estar tranquilo hasta qué el peliazul le provocará un orgasmo.

¿Estaba mal de su parte? Si, podría ser.

Pero es qué, ¿quién no se pondría así con un chico tan sexy y malo cómo lo era él?

Hanbin estaba cansado de las insinuaciones y miradas coquetas de Zhanghao, por lo qué a la primera oportunidad qué tuvo, le arrojó el balón a Zhanghao a la cabeza, provocando qué este cayera al piso por el golpe.

—Por fin—susurró y soltó una pequeña risa.

—¡Sung Hanbin!—le regañó el maestro y los demás corrieron a ayudar al lindo chico pelinegro.

—Fue sin querer—se defendió.

—Lleva a Zhanghao ala enfermería, ¡ahora!

Hanbin rodó los ojos y se dirigió hacía donde se encontraba tirado Zhanghao en el suelo, lo miró con fastidió y le extendió su mano para ayudarlo a levantarse.

—No puedo levantarme—mintió aguantando las ganas de sonreír—Cárgame.

—Eres un mentiroso—contestó y entonces cargó a Zhanghao entre sus brazos para llevarlo hacía la enfermería y cuando llegaron lo recostó sobre la camilla.

—Eres malo, Sung—hizo un puchero.

—Me canse de tus jodidas insinuaciones—contestó—¿No te cansas?

—¿No has oído aquella frase qué dice, "el qué persevera alcanza"?—sonrió y Hanbin negó con la cabeza sin poder creer lo necio qué Zhanghao podía ser.

Sacó el alcohol y un poco de algodón del kit de primeros auxilios y lo pasó sin consideración sobre la herida qué Zhanghao se había hecho en la frente.

—¡Auch!—se quejó.

—No me gustan los chicos, entiende.

—No te tienen porqué gustar los chicos, solamente yo—llevó su dedo índice hacía el brazo del chico para acariciarlo con la yema.

Hanbin sintió un escalofrió al sentir aquello y no entendía porqué.

—No me gustas y jamás lo harás—quitó su mano con brusquedad y se alejó.

Zhanghao se levantó y se acercó a él, haciendo qué Hanbin retrocediera hasta pegar su espalda con la pared.

—¿Cómo sabes si no me has tenido en tu cama?—sonrió maliciosamente y acercó su rostro al oído del chico para susurrarle—Te aseguró que terminarás siendo adicto a mi cuerpo.

Hanbin cerró los ojos al sentir los húmedos labios de Zhanghao atrapando el lóbulo de su oreja e inconscientemente llevó sus manos a la cintura de esté para apretarla.

—Zhanghao...—susurró.

—¿Si, bebé?—bajó sus labios a su cuello y lo mordió.

Entonces Hanbin reaccionó y apartó a Zhanghao de un empujón.

—¡Agh, siempre empujándome!

—En verdad voy a golpearte la próxima vez qué intentes hacer algo como esto—apretó los puños del enojo.

—Me encanta qué seas rudo—se mordió los labios—Pégame, eso también me excita.

—Estas loco—contestó y se dio la vuelta para salir de ahí, ¿cómo podía coquetearle tan descaradamente?

Zhanghao se quedó en la habitación de enfermería haciendo corajes, ¿por qué mierda se resistía tanto a él?

Se dirigió hacía el espejo para mirar su herida y cuando la miró hizo un puchero.

—Genial, esto me hará verme imperfecto.

Zhanghao pasó sus dedos por su cintura y recordó lo bien qué se había sentido que Hanbin la apretará con sus fuertes y grandes manos, no importaba lo mucho qué le costaría tenerlo, valía la pena completamente.

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rude boy ✧ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora