Después de que Arthur eligiera su espada misteriosa, el tiempo pasó volando hasta el cumpleaños del mismo.
—¡Feliz cumpleaños! —gritaron las dos familias y los miembros de los Cuernos Gemelos.
—Gracias a todos por aguantarme un año más. —hizo una pequeña reverencia.
—No puedo creer que ya tengas nueve, Art. —habló su madre.
—Bien Alice, sin recuerdos hasta después de nuestra pequeña celebración. —dijo Vincent y dió paso al gran banquete que se había preparado.
—Esto no es un museo, ¡Siéntense y comamos! —invitó Tabitha.
Todos se sentaron y comieron cómodos con el ambiente, se la pasaron contando anécdotas vergonzosas que hacían reír a los antiguos Reyes a más no poder, y así llegó la hora de los presentes.
—Ahora que hemos terminado de cenar y Adam fue completamente humillado por su pasado, pasemos a los regalos. —avisó Reynolds.
Los padres de Arthur —¡Y Ellie!— Le regalaron un par de guantes hechos de cuero de un Aurochs con púas que su padre habia casado y despellejado por si mismo. Su madre le había impregnado un pequeño hechizo de curación en cada una de las tres gemas, cada hechizo era de un solo uso, fue pensado como una medida de seguridad para cuando salga a sus misiones.
La familia Helstea le regaló un par de anillos, uno para Alice y uno para él, la función del anillo era simple, si el nivel de mana de Arthur desciende a un nivel peligroso la gema del anillo de Alice iluminará. Si bien su madre se alivió y agradeció el gesto, Arthur se preocupó, puede liberar a su familia de su constante preocupación, pero también podía mantenerlos tensos esperando a que brille.
El grupo de Cuernos Gemelos le regaló pergaminos de transmisión de sonido, lo que serviría como un medio de comunicación, Arthur solo debía infundir mana y grabar el mensaje, cuando Alice reciba el mensaje puede responder una vez y después de confirmar que el mensaje fue transmitido a Arthur los dos pergaminos se convertirán en cenizas.
Raely por su parte pidió que la visitara cuando se fuera a dormir, y así lo hizo.
—Feliz cumpleaños. —lo abrazó cuando lo vió.
—¿Ya me habías felicitado? —dijo confundido pero no rechazó el abrazo, tenía que estar completamente loco para hacerlo.
—Quería hacerlo de nuevo. —habló suavemente —Ven, te daré tus regalos.
—Sabes que contigo es más que suficiente. —refutó.
Si Raely no conociera a Arthur, no le habría regalado nada, pero a él le encantaban los regalos y las sorpresas.
—Si, si. —tomó una caja de la cama y se la tendió. La caja pesaba un poco.
—Vaya... —Arthur quiso retener su sonrisa pero no le resultó.
En la caja habían muchos articulos que le servirían en su aventura, posiciones, pergaminos, pequeñas dagas, canicas explosivas, etcétera.
Cuando Arthur pensó que era todo, Raely le tendió tres cajas más pequeñas.
Abrió la primera con emoción, era una gema verde y mediana.
—La gema una vez la rompes crea una zona de curación, no tiene un límite de personas que puedan ser curadas, pero si un límite de aproximadamente treinta a sesenta minutos, va a depender de las personas a quien cure.
—¿Lo fabricaste tú? —preguntó con entusiasmo.
—Sabes que yo era la encargada de el avance de armas y tecnología. —Raely recordó, cuando ya no podía usar su Qi se dedicó a desarrollar los planos para las armas y artefactos.
—Si, y veo que no has perdido el toque. —comentó orgulloso.
Tomó la segunda caja y este era un brazalete.
—Ese brazalete... —Arthur se lo colocó y este se ajustó a su muñeca —Tengo uno igual. —sonrió a medias —Rompelo cuando estés en extremo peligro o cuando realmente necesites ayuda. ¿Has entendido?
—Si, ¿pero que hace? —Raely mordió su labio.
—Puede que... me telenstraporte a tu ubicación... —susurró.
—¡Desarrollaste magia de tele-! —fue silenciado por la manos de Raely en su boca.
—Si lo hice, pero aún es defectuosa, así que tienes que prometer que no te pondrás en extremo riesgo hasta que ya no sea peligrosa.
—Pero espera, si estoy en peligro y te teletransportas a mi lado, ¿no será más peligroso? —cuestionó preocupado.
—Bueno, al parecer hay cosas que aun no se del todo de mi madre biologica. Confia en mi, te sacaré del peligro. —le guiñó.
Sonrió abriendo la tercera caja, eran fotos de su familia y él, otra de él y Elli, otra con los Helstea, con los Cuernos Gemelos y una con Raely cuando salieron de picnic, etcétera. Debajo de las fotos había un relicario, cuando lo abrió, vió una pequeña foto de su familia y él, del otro lado un dibujo bien hecho de dos personas, un hombre rubio alto con buenas proporciones y una pelinegra hermosa abrazada a él.
—Pensé que si colocaba una foto de nosotros sería muy raro cuando intentaras explicar por que tienes a una niña en algo tan importante, por eso puse al gran Rey Grey y su esposa la Reina Beka. —Arthur acarició con adoración el dibujo y beso suavemente el collar.
—Es perfecto... —dijo, se levantó de la cama y se lo entregó con la intención de que se lo colocase.
—Al parecer mis habilidades en el arte aún no se oxidan. —habló cuando lo tuvo de frente.
—Gracias por todo cariño... —Arthur la iba a besar pero Raely no se lo permitió.
—Esta es la última sorpresa. —rió.
Lanzó magia de sonido que aisló el ruido de la habitación, sacó un especie de caja musical y le dió cuerda.
—Mi Rey, ¿me concederia el honor de bailar conmigo? —Raely se inclinó con elegancia.
—Mi Reina, el honor es todo mio. —Arthur sonrió cuando reconoció la canción, era la primer canción que bailaron como marido y mujer.
A la luz de la luna bailaron como Reyes.
Recordaban cada paso y lo ejecutaron a la perfección, no había presiones, no había personas, solo ellos dos y nadie más. Se sonreían y daban besos tiernos llenos de amor.
Fue su último día juntos, Arthur se iría al amanecer a su aventura con Jasmine, Raely se concentraria en los proyectos que tenía. Se separarian sin saber que era lo que realmente les esperaba pero, una cosa si era segura, ambos se extrañarían y se esperarán con ansias.
Ese dia, solo la luna y Silvie fueron testigos de aquel acto de amor tan puro y hermoso que trascendió, la vida después de la muerte.
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Fin de temporada
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𝗧𝗢𝗚𝗘𝗧𝗛𝗘𝗥 ━━━━━━𝗔𝗿𝘁𝗵𝘂𝗿 𝗟𝗲𝘆𝘄𝗶𝗻
Fanfiction┏━━━━━━━━ ∘◦❁◦∘ ━━━━━━━━┓ 𝐔𝐧 𝐑𝐞𝐲 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐬𝐞 𝐢𝐧𝐜𝐥𝐢𝐧𝐚 𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐬𝐮 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐚. 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐲 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐬𝐢𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐚. 𝐆𝐫𝐞𝐲 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐬𝐢𝐧 𝐁𝐞𝐤𝐚. ...