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—¿Qué esta pasando en la academia?
—¡¿Por qué no puedo contactar con mi hija?!
—¡Dejanos entrar!
Varios padres de diferentes razas estaban cerca de la entrada bloqueada a la academia.
—¡No se acerquen más! ¡No pueden pasar! ¡Esperen un poco más a que los magos abran una grieta en la barrera!
Del otro lado habían varios profesores y magos de la misma academia, trataban de apaciguar a los padres, los magos trataban de abrir la barrera dorada que se había formado.
—¿Cómo van las cosas? —preguntó un profesor al jefe de un gremio de artifices.
—Bueno... el gremio de magos y nuestro gremio de artificios nunca habían visto una barrera así. Tiene una estructura completamente diferente a las que solemos usar —explicó el artifice.
—Eso no es lo que quiero saber. Lo que quiero saber es si pueden destruir esta barrera —cuestionó severamente el profesor.
—Ah, bueno... Ninguno de los artefactos que trajimos parece funcionar. Me puse en contacto con la rama de artifices de Etistine para consultar si podían enviar un taladro más grande pero parece que también tienen problemas con lo que lidiar.
Él artifice suspiró.
—¿Por qué no solicita la asistencia de una Lanza? Estoy seguro que una Lanza podría destruir la barrera.
—¿Crees que no pensamos en eso antes? —el tono del profesor era de frustración—. Las seis Lanzas están dispersos por el continente encargandose de diferentes incidentes ahora mismo.
La información de que la Lanza Alea había muerto en una mazmorra era clasificada.
—¿Qué pasa con la séptima Lanza?
—La Lanza Nova es menor de edad, y aún no tiene la capacidad de actuar —suspiró el profesor.
—¿Eso quiere decir que este es un ataque sistemático-?
Él profesor cubrió la boca del artifice.
—¡Cuidado con lo que sale de tu boca! ¡Podrías provocar un pánico mayor que el de ahora!
—E-entiendo. Ahora mismo nuestro gremio esta disperso por los alrededores haciendo su mejor esfuerzo para encontrar debilidades en la barrera. Puede que nos tome tiempo, pero creo que seremos capaces de abrirnos paso atraves de ella.
—No podemos tardar demasiado... —habló el profesor mirando a la barrera.
[...]
Raely llegó a la sala del CD, vió a Feyfey tirado sobre el suelo, un gran charco de sangre estaba debajo de él, rápidamente se acercó y revisó si aún respiraba.
