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En los pocos y viejos recuerdos que permanecen en mi memoria, se encuentra justo el de una charla que tuve con mi madre, una tan bizarra y simple que para aquel entonces no tenía siquiera una pizca de sentido. Aquella conversación la tuvimos cuando yo tenía alrededor de 7 u 8 años.

Aquel día parecía peculiarmente…. Triste.  Aunque el cielo estuviera despejado, el sol estuviera lleno de luz y todo fluía tan naturalmente a nuestro alrededor, la verdad era que mi madre no parecía estar muy feliz con ello. Su semblante permanecía serio, afilado,con una mirada perdida en sus pensamientos, todo ello en conjunto con una sonrisa demasiado falsa, para aquel entonces y a una edad relativamente corta, yo era capaz de diferenciar la felicidad verdadera de la falsa. Y mi madre presentaba la segunda.

Al parecer y sin saberlo comenzaba a distinguir las lluvias, las tormentas y las brisas. Fenómenos peculiarmente cortos pero que tenían gran impacto en las personas, mi entorno e inclusive en mi vida. Un impacto irreversible.

-¿Porqué hoy fuiste por mi a la escuela?- comente mientras caminábamos a la par- Tu nunca haces eso-

Eso era cierto, mi madre pasaba la mayoria del tiempo atada al trabajo que daba lo justo para cubrir los gastos de la casa, trabajo que la mataba por igual que el de mesera en aquel mal de mala muerte. Por lo cual, rara vez tenía siquiera tiempo para verme o prestarme 5 segundos de su atencion, por ello este comportamiento se me hacia sumamente extraño.

Ella guardo silencio, uno que duró por al menos un par de calles, sin embargo este fue abruptamente interrumpido  por un pesado suspiro.

-Hoy veremos a alguien- menciono- Quiero que conozcas a un… amigo- susurro casi lo último- Es importante para mi así que me gustaría que…-

-¿Amigo?- mencione extrañado- No es un sujeto como papá. ¿Verdad?- eleve una de mis cejas. Ella nego- ¿Porque quieres estar con otra persona? estamos muy bien sin nadie mas- paté una roca que se cruzo por mi camino- No lo necesitamos-

Era verdad, podría sonar egoísta y hasta cierto punto arrogante decir que no necesitamos de nadie, pero era verdad. Desde que mi padre nos abandono y mi madre se encargo de todo, habia llegado a la conclusión de que cuando una persona es independiente  y autosuficiente; no necesitas de otras que solo pueden llegar a hacerte daño. Pero la sociedad es tan insistente en que debes de pasar toda tu vida acompañado porque es el sentido común del ser humano… que basicamente rara vez te podrías poner a pensar que tipo de persona quieres tener junto a ti. Por lo que puedes terminar con una persona no tan buena….. como mi padre.

-Eres lo suficientemente grande  como para saber que las personas buscan a otras personas para no sentirse solas-

-Y usted es más grande que yo para recordar que no esta completamente  sola. Porque me tiene a mi- contra ataque-

Ella suspiro.  Se detuvo, se colocó a mi altura y me miro a los ojos.

-Las personas que se encuentran a tu lado  son efimeras-

-¿Efimeras?-

-No siempre estaré contigo- acarició levemente mi cabello- Tendrás que irte de casa, tendrás amigos, probablemente  formes  una familia y yo me quedaré sola, así que quiero alguien que pueda acompañarme. ¿Comprendes?-

-No me iré- comente firme- Pero a ti… ¿Te hace feliz?-

Volvio a suspirar.

-Las personas no siempre te harán feliz, la felicidad no es infinita pero si los sentimientos perduran lo suficiente puede que esas personas estén juntas  por mucho mas tiempo del que dura la felicidad. Así que no debes de poner atención a cuánta felicidad te genera una persona, sino cuánto es que duran los sentimientos y las sensaciones.  La felicidad vendranpor defecto,  si es que es buena. De lo contrario-bajo la mirada- Puede que termine como lo hice con tu padre. Pero no lo sabrás si no lo intentas-

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