D-Town School era una vieja escuela que se encontraba en el centro de Daeugu, la mayoría de las personas que te topabas en las calles del centro con teclados, guitarras y en muy pocas ocasiones con libros cuyos títulos mostraban indicios de las bases para la música básica así como lenguaje técnico que claramente nunca escuche; pertenecían a la prestigiosa escuela que se había fundado hace ya unos 30 o 40 años, en ese entonces yo tenía 20 años por lo que la escuela se tuvo que fundar alrededor de 1990.

La escuela no era excesivamente grande o pequeña, de hecho lo que la hace especial es que cada año solo unos cuantos lograban ser admitidos, el misterio detrás de la escuela es que sus paredes eran más indescifrables que el código Da vinci y su método de enseñanza era mucho más misterioso que la monalisa. No tenía nada de peculiar, paredes altas de un color bastante tranquilo, puertas de madera,  y aulas en las cuales no existían bancas o pupitres, en su lugar la clase solía tomarse de pie ya que muy probablemente al día siguiente apareciera un piano de pared o incluso una batería que sería el objeto central de estudio mientras que si así lo prefieres puedes tomar notas, de lo contrario solo puedes limitarte a escuchar.

Cuando me admitieron no sentí algun tipo de sentimiento que me hiciera llorar o sonreír, de hecho quede en un completo estado de shock que duro practicamente toda la carrera, me centré simplemente en disfrutar del proceso  y dejarme llevar ya que si es algo que amo, no tenía que ser tan estricta con ello, no quería terminar odiando lo que algun día me hizo feliz, en fin.

Lo que aún recuerdo muy bien muy aparte de las paredes y las peculiares clases, es a una persona de hecho es a la única persona que recuerdo entro a finales del último semestre del curso y que terminó siendo el chico con más potencial entre todos nosotros, su nombre era Agust, la mayoría no lo identificaba por Agust sino por ser el hijo de uno de mis profesores favoritos.

Muchos en los pasillos solían decir que el profesor Kim era un borracho o que tenía problemas mentales y que incluso en algunas ocasiones le habían visto en un pequeño bar a unas cuadras de la facultad, pero aquellas palabras quedaban en el aire cuando mencionaban a su hijo. Un chico cuya existencia había sido tan repentina tanto en la escuela como en la vida del profesor Kim.

Aquel chico despertó mi curiosidad cuando lo escuché discutir con el profesor Kim en la sala de prácticas, al parecer lo obligaba a tocar una melodía de piano que originalmente había compuesto su hijo pero que Kim se había molestado en correguir a tal grado de que esta perdiera su escencia, sentido y…. Sentir.

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-No, no no- mencionó repetidas veces- Los sentimientos no hacen que la música sea buena, solo la hacen ridícula y momentánea-

-Yo quiero hacer buena música- lo miró serio- Música que impacte. Perdure- recalcó- no música que  simplemente sea escuchada por moda-

......

Después de eso aquel chico salió del salon con la capucha puesta, lo miré con atención mientras se dirigía a la salida de la escuela, en cuanto notó que lo miraba se detuvo y alzo la mirada del suelo para dirigirla a mi. Nos miramos por un par de segundos en complento silencio, hizo una mueca para volver su vista al frente y apresurar su paso hacia el exterior.

Lentamente y después de aquella silenciosa presentación no supe nada de él más que el hecho de que ahora tomaba clases en las tardes, clases exclusivamente para él porque tenía algo diferente,  a pesar de ello y aunque lo viera prácticamente nunca, comencé a desarrollar sentimientos así él por lo que decidía quedarme hasta tarde en la biblioteca en donde me sentaba muy cerca de uno de los conductos de ventilación ya que exactamente a las 5:00 pm se generaba un silencio que me permitía escuchar las peculiares melodías que se creaban con distintos instrumentos. Desde Piano hasta guitarra, pero era esta última la que le generaba más conflicto.

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