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Muchos dicen que cuando estás a punto de morir logras ver una cinta cinematográfica de toda tu vida. Vez pequeños fragmentos de este corto o largo momento llamado vida, muchos confiesan que se suele sentir como un tren en donde simplemente esperas la parada para bajar de este y perderte en un lugar desconocido para el hombre porque nadie ha regresado para contar exactamente lo que sucede, pero…. Todos o ,a mayoría concuerda que siempre tienes que ver algo antes de morir.

En muchas ocasiones las personas no se van porque esperan a alguien en específico para así marchar en paz pero…. Él no veía nada, no veía la cinta ni mucho menos se miraba dentro de un bagón de tren esperando la parada para bajar de él, solo…. Corria.

Continuaba corriendo al encuentro de la única persona a la que no deseaba decirle adiós.

Ella por su parte se encontraba desconcertada mirando el interior de aquel estudio en donde él trabajaba, todo lleno de notas adhesivas con cosas a realizar si todo salía bien en aquella cita, y de hecho encontró aquella nota en donde prometía hacer una colaboración con ella. Era sorprendente  como sus vidas seguían conectadas hasta este punto tremendamente crítico.

Pero ella decidió soltarlo poco a poco al quitar todas y cada una de las notas para colocarlas en una bolsa cuyo color le recordaba al paraguas que el llevaba en aquellas tardes lluviosas donde ambos compartían algo más que palabras. Ella estaba dispuesta a dejar todo de lado para soltarlo y así dejarlo marchar.

Era ella quien lo soltaba, pero ahora era él quien se aferraba a siquiera verla por última vez y mantener su imagen tan grabada como le  fuera posible.

Le aterraba morir y era eso lo que hacía persistir en el deseo de estar vivo para ella. Porque no veía llendose.






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