Capítulo 1

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Si había algo que Han Jisung odiaba eran los aglomerados de gente y en Corea había mucha gente. Caminar por las calles ya no era divertido cuando había personas empujando por todos lados. Ya sea por fans que seguían a idols, por las temporadas de vacaciones, conciertos y simplemente por la alta población de Corea. Para Jisung era el infierno.

Los ruidos de teléfonos, de personas hablando, de autos, todo era insoportable en un punto y su ansiedad social no le permitía poder llevar una vida completamente tranquila. Se obligaba todos los días a actuar normal y como si nada estuviera pasando, como si no lo asfixiara la cantidad de personas que lo rodeaban entre semáforo y semáforo.

Esperaba de forma paciente viendo el reloj. Las manecillas se burlaban de él. Solo tenía que aguantar un minuto más, solo uno. Con el paso de los años se dió cuenta de que mientras más veías hacia el reloj esperando que la hora cambie, menos sucedería, pero sus ojos no podían evitar viajar hacía el reloj para darle fin a su tormento.

Mordió el interior de su mejilla lo suficiente fuerte como para sacarse sangre, se quejó por el dolor, pero siguió viendo el reloj. Terminó de cerrar su mochila y la campana sonó dándole la bienvenida al verano.

No dudó en salir corriendo lo más rápido posible del salón donde todos sus compañeros estaban empezando a hablar y hacer planes para las vacaciones. Salió de la escuela mientras aflojaba su corbata que lo estaba asfixiando las últimas 8 horas, lo último que quería era volver a usar una corbata por los siguientes 3 meses.

Sus audífonos viajaron a sus oídos para evitar el ruido de la ciudad. La música a un volumen alarmantemente fuerte se empezó a reproducir en sus audífonos dejando de lado el ruido de la estruendosa Seúl. Siguió corriendo hacía su destino.

Si había algo de lo que estaba seguro, era de que en todo el verano se iba a quedar en su casa usando ropa cómoda ya que no tenía amigos y nadie lo invitaba a fiestas. Tal vez podría trabajar en alguna de las pastelerías de su padre y ganar algún dinero para comprar cosas, no estaba seguro aún de lo que haría.

Se detuvo en un semáforo rojo mientras checaba que tuviera todas sus cosas en sus bolsillos. Se recorrió cuando un hombre le chocó con el hombro gritando que tuviera más cuidado. El adolescente se disculpó con una reverencia, no quería causarle más problemas al hombre estresado que hablaba por teléfono.

Estaba a dos cuadras de su departamento, no iba a hacer una escena justo ahora que estaba tan cerca de llegar a su hogar, por fin podría olvidarse de la escuela por al menos los siguientes tres meses y no tendría que volver a encontrarse con personas así de groseras como ese señor.

Pocos minutos después llegó a su "Apartamento de niño rico" como sus compañeros lo llamaban. Tenía techos altos y era muy grande, le parecía demasiado grande para su gusto, pero siempre estaba el amor de sus padres así que no se sentía vacía.

—Ya llegué— se anunció quitándose sus zapatos.

Esperó alguna respuesta de su madre quien solía estar siempre en la casa, pero parecía que estaba solo.

Dejó su mochila en su cuarto y se quitó el saco del colegio dejándolo en la cama junto con sus audífonos. Se hizo una nota mental de guardar después su uniforme en su armario, en ese momento no tenía ganas de cambiarse.

—¿Mamá? ¿Estás en casa?— salió de su cuarto dispuesto a intentar buscar a su madre.

Buscó en la cocina y en su cuarto, incluso en el área de lavado. No había ninguna nota que le dijera que había salido. Volvió a la cocina para servirse algo de tomar mientras pensaba en posibles lugares donde estaría su madre.

—Abra ido a comprar algo.

Después de formular su teoría fue a la sala y puso alguna película de "Studio Ghibli" para pasar el rato. Se acomodó en el sillón y esperó a que terminara de cargar la televisión para disfrutar su película.

La casa de las cartas ~Minsung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora