Capítulo 14

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La campana finalmente sonó, no pudo esperar más tiempo para guardar sus cosas sin importarle si sus cosas se dañaban o no, solo quería salir de ese salón de clases que se hacía más agobiante con cada segundo que pasaba.

Fueron unos meses muy lentos y agobiantes, los exámenes lo consumieron por completo y apenas podía concentrarse en otra cosa que no fueran sus materias. Recibió al menos una llamada a la semana de Minho en todo ese tiempo, aparte de los mensajes diarios que se enviaban.

No podía creer que finalmente el segundo estaba terminando, el segundo más eterno que podría haber existido estaba llegando a su fin.

Al día siguiente, a primera hora de la mañana, iba a tomar un tren a Jeonju para volver con sus amigos y su abuelo una vez más.

Se suponía que las clases iban a terminar hasta mañana, pero por problemas de fugas de agua en baños y cocina, decidieron que era mejor terminar las clases un día antes, esa era la razón por la cual Han estaba tan emocionado, un día menos de clases significaba un día más en Jeonju.

Apenas le dió tiempo de checar que sus agujetas estuvieran bien amarradas antes de correr para salir de la escuela una vez más.

Hoy empieza mi verano del 2018 y todo va a salir perfecto porque solo tengo 18 años y aún falta tiempo para ser un adulto de Seúl. Una vez más seré un adolescente de Jeonju, un adolescente de la casa de las cartas.

—Estoy en casa— se anunció mientras se quitaba los zapatos y se sujetaba de la pared para no caerse.

Escuchaba la risa de sus padres a lo lejos, muy posiblemente en la cocina. Ellos ahora estaban bien, habían vuelto a ser la pareja que siempre fueron, y si ellos olvidaron el tema del antiguo amor de Han Sungjae, Han Jisung hizo exactamente lo mismo.

Sin embargo, como en toda historia, los peros tuvieron que llegar en algún punto de la vida de Han. El negocio de su padre se hizo mucho más grande, llegó a extenderse a países del otro lado del mundo, sus padres empezaron a viajar por el trabajo y Jisung se quedó solo la mayor parte del tiempo.

No le afectaba, o al menos pretendía que no lo hacía, siempre que sus padres preguntaban diría que estaba bien, que no era algo por lo cual preocuparse mucho, porque no debería de serlo, ya era grande.

Entró a la cocina viendo a sus padres leer una receta de internet para preparar la comida.

—Ya llegué.

Ambos padres voltearon para ver a su hijo y llenarlo de abrazos y besos, estaba seguro que era una forma de compensar todo el cariño que no le daban cuando no estaban en casa.

Aceptó el cariño que le daban y se unió a ellos para preparar la receta que habían visto en línea. Terminaron pidiendo pizza después de ver el resultado que obtuvieron de la comida.

Aquel anciano con bastón como todas las mañanas se dirigió con esa pareja de floristas para hablar de las personas de la ciudad, se sentaban en una mesa y bebían té mientras conversaban de los sucesos del día.

Antes de que pudiera llegar a la florería, un chico que iba a toda velocidad y se suponía debía estar en la escuela, chocó con él.

—Perdóneme, abuelo Han, es que ya voy tarde y no voy a cumplir mi promesa si no me apuro.

El adolescente corrió una vez más dejando al anciano solo. El hombre sonrió y continuó su camino.

—Les aseguro que es como si estuviera en el 78 otra vez, nunca pensé que la casa de las cartas volvería a ser tan ruidosa. Parece que se abrió una brecha en el tiempo, todos son iguales— dijo el hombre mientras bebía del té que le sirvieron.

La casa de las cartas ~Minsung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora