Capítulo 18

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Pasó 8 veces enfrente de la puerta sin atreverse a entrar, seguramente su abuelo lo iba a ver de la forma más fea posible haciéndolo llorar, iba a terminar en su cuarto llorando bajo las sábanas antes de volver a intentar hablar con su abuelo.

Intentó pasar una vez más, pero la voz de su abuelo lo detuvo antes.

—Si vas a pasar, hazlo ya. No tengo todo el día.

Entró, ya no había marcha atrás.

Su abuelo estaba sentado en una silla de la estancia mientras jugaba con cartas, posiblemente solitario, Jisung no sabía de juegos de cartas.

—Perdón por haberme ido de esa forma ayer, no actué bien.

—Estás perdonado, o castigado, lo que quieras. Ven, siéntate— señaló el lugar enfrente de él, el adolescente fue a sentarse rápidamente—. Esta casa, cuando yo tenía tu edad y aún no vivía aquí, era una casa de apuestas llamada "La casa de las cartas", como sabes, las apuestas están prohibidas en Corea así que clausuraron el lugar y luego cuando tuve suficiente dinero compré este lugar y lo remodelé. Cuando tu padre era un niño pequeño y molesto, aseguraba que había un Joker que lo quería espantar en las noches y tenía que dejar una carta en cada cuarto para que eso no pasara. ¿Ves? Los ataques de locura son de parte de tu padre, por eso huyes en las noches. Te voy a enseñar a jugar, me dió pena saber que eras mi nieto cuando te vi jugando cartas ebrio con ese chico Bang.

Se tapó la cara de vergüenza, tenía que esperarse que su abuelo se hubiera enterado de una u otra forma, pero no esperaba para nada algo como eso.

—Lo siento... Entonces por eso se llama así esta casa.

—Y también porque la familia Han no mantiene sus promesas, pero eso es lo de menos.

¿Qué tenía que ver eso con el nombre de la casa? Además, yo si mantengo mis promesas, siempre lo he hecho y no pienso dejar de hacerlo.

—Todos en esta familia somos buenos jugando cartas, no dejaré que tú seas la excepción.

—Al parecer hay muchas cosas que aún no sé de mi propia familia.

—Ah, cierto, de eso te quería hablar. Todo empezó en la primavera de 1978-

—¿Qué pasó en la primavera de 1978?— preguntó el adolescente confundido.

—Jisung, si no te callas, ya no te contaré sobre tu padre— apretó los labios, ni una sola palabra iba a salir de su boca—. Bien, primavera de 1978, después de los nacionales de Taekwondo donde Lee Yongi ganó oro y plata en formas y combate, respectivamente.

Jeonju, 1978.

Al señor Han no le sorprendía que su casa estuviera infestada de adolescentes, era normal, siempre iban a parar ahí los amigos de su hijo, lo único que lo sorprendió esa vez fue ver a Lee Yongi en la casa cuando debería estar descansando después de los nacionales.

—¿Y tú por qué no estás en tu casa, Yongi? ¿Qué acaso tú no estuviste en la competencia donde te dejaron en el suelo por 5 minutos? Deberías estar descansando— volteó a ver hacia toda la mesa, había dos personas nuevas—. Hola, soy el padre de Sungjae, un gusto.

Ambos chicos se levantaron para hacer una reverencia al hombre.

—Son Chongsu y Lewoo, Donghee los conoció una vez y los cambiaron de escuela a la nuestra y quedaron en nuestro grupo. ¿No es genial?

—Si, genial. Kyongsu, es bueno verte. No quiero quejas de la vecina, Han Sungjae.

—Lo que usted ordene, capitán— el hombre rodó los ojos antes de ir a su estudio a seguir trabajando.

La casa de las cartas ~Minsung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora