Desperté con sus besos y caricias. Mi meloso favorito. Acaricié su pecho y enterré mi nariz en su cuello, deleitándome con el aroma de su deliciosa piel y, claro, también del aroma a noche de pasión. Habíamos hecho el amor de forma lenta y apasionada hasta altas horas, estaba agotada aún, pero él parecía estar como nuevo. No me importaba, quería satisfacerlo. Quería memorizar esa deliciosa sensación de tenerlo, su aroma, el peso de su cuerpo, el sabor de su piel. Era demasiado especial.
Me apretó contra su cuerpo con fuerza, robándome el aliento mientras sonreía feliz de la vida.
—Vaya noche... —murmuró—. Nunca se me hubiera ocurrido que fuera así...
Reí un poco contra su cuello.
—¿Y cómo pensabas que era? —Besé su piel—. ¿Cómo pensabas que aparecían los niños?
Rio en silencio y meditó unos segundos.
—Nunca me detuve a pensarlo con seriedad... Simplemente pensaba que de algún modo aparecían, que quizá por alguna especie de contacto especial de la pareja del núcleo o algo. —Se encogió de hombros—. Los deberes y nuestra sociedad nos mantenían distraídos con otras cosas... ya sabes...
—Hum... sí, lo suponía.
Besé su cuello y subí hasta la línea de su mandíbula. Su barba estaba apenas crecida, me gustó. Pasé la punta de mi lengua por su oído haciéndolo estremecer.
—Si sigues así ya sabes qué es lo que conseguirás —dijo en un tono grave bastante tentador.
Volví a reír entre dientes. Se empezaba a hacer tarde y aunque la idea de seguir con él me atraía, tenía que ponerme en marcha. Me dio un suave beso en los labios haciéndome salir de mis pensamientos.
—Me consuela el hecho de saber que te veré más tarde —susurré—, y podré hacerte lo que quiera...
Sonrió y salí de la cama de mala gana por tener que dejarlo.
***
Abrí la ducha y palpé el agua, ya salía tibia. Abrí parcialmente la puerta y él volteó a verme. Estaba de pie, había recogido el par de prendas de las que nos habíamos deshecho anoche. Me mordí el labio inferior ante la vista que tenía. Sonrió y arqueó una ceja.
—¿Vienes un momento? —le pregunté, y enseguida vino hacia mí con una dulce sonrisa, tomé su mano y lo hice pasar—, dúchate conmigo de nuevo —susurré mientras lo metía a la ducha y le rodeaba el cuello con los brazos para besarlo.
El agua nos cubrió a ambos, recorrí su piel con mis manos mientras él hacía lo mismo. Quizá me portaba como una romántica empedernida, pero no me importó. No había nada más delicioso que su piel fresca y suave bajo el agua. Me sentí en el cielo mientras él masajeaba mi cuerpo con la suave esponja con jabón, me besó y mis manos subieron desde sus pectorales hasta sus hombros. Me deleité con esos músculos marcados que tenía. Sonreí contra sus labios.
Cerré los ojos mientras masajeaba suavemente mi cabeza con el shampoo, era revitalizante, tomando en cuenta que me sentía agotada y adolorida por haber tenido una de las noches más candentes de mi vida hasta ahora, contando la anterior. Me aferré a su cintura y pegué mi cuerpo al suyo, recostando mi rostro en su pecho con los ojos cerrados mientras él continuaba con su relajante masaje.
—Estás muy agotada —murmuró apenas.
—No... bueno... algo —respondí de la misma forma sin abandonar mi posición.
Tomó mi mentón y se inclinó un poco para darme un beso.
—Perdón. Más tarde descansas...
Negué con la cabeza, haciendo puchero.
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Ojos de gato Sirio
RomanceÉl es salvaje, pero no sabe ni lo que es un beso. Marien va a quedar fascinada por su naturaleza y va a querer enseñarle. Un apuesto joven de ojos verdes es capturado y acusado de ser un muy peligroso Evolucionado. Pero él no recuerda y está dispues...