A esos hombres yo nunca los había visto pero seguro también eran de Orión. Ursa y los gemelos volvieron a pelear. Corrí hacia la camioneta detrás de Max para traer algún arma. Uno de los H.E. lanzó a uno de los chicos de un solo golpe y salió tras de mí, atrapándome enseguida y haciéndome soltar un grito del susto, mi vida podría acabar así de pronto. Pero algo golpeó contra nosotros y caí al suelo, uno de los hermanos nos había embestido y estaba mordiendo al H.E. en el suelo.
Continué corriendo, Max ya había logrado llegar a la camioneta y sacó el arma del cable de acero, apuntó directo hacia mí. Quise retirarme, pero algo me embistió con fuerza.
Cuando me di cuenta estaba gritando tan fuerte que ni yo me reconocía, el evolucionado me mordía el brazo y era el dolor más horrible que había sentido. Esos cuatro colmillos enterrados en mi carne ejerciendo una fuerte presión mientras gruñía de forma salvaje, manteniéndome contra el suelo y dejándome sin aire con su peso.
Max lo golpeaba con el arma para que me soltara, pero el evolucionado apretaba más la mordida haciéndome gritar y patalear más, podía jurar que esos colmillos rozaban mi hueso.
Uno de los gemelos cayó encima aplastándome más por unos segundos, mordió al H.E. en la yugular y este me soltó para girarse y golpear a su atacante.
Apreté mi brazo con lágrimas en los ojos, el dolor era intenso y la herida sangraba mucho. No pude contener el llanto. Max me ayudó a ponerme de pie mientras el evolucionado y el gemelo peleaban salvajemente. El H.E. le alcanzó a morder en un costado haciéndolo gritar mientras tiraba con fuerza arrancándole carne.
—¡NO! ¡DÉJALO! —grité.
Me tambaleé, sintiendo que me desmayaría, pero sacudí la cabeza.
Ahora más que nunca podía imaginar el dolor que se sentía. Siempre se me habían revuelto las tripas de la desesperación cuando Sirio sufría algún ataque así. Tomé un arma y le apunté, pero Max me sostuvo los brazos.
—No lograrás darle, déjamelo a mí. Toma —me dio el arma del cable eléctrico—, ve con los otros, ¡ya! —ordenó.
Corrí lo más rápido que pude apretando mi brazo, Ursa y el gemelo atacaban sin piedad también al otro evolucionado mientras Sinfonía observaba casi atónita. Por Dios, que esta chica no hacía nada.
—¡Ursa, sepárenlo de ustedes! —dije mientras me alistaba con el arma.
Ambos empezaron a intentar separarlo a golpes, pero ese hombre era grande y fuerte. Logró morder a Ursa en el antebrazo y fue embestido por el gemelo quien le mordió el hombro. El H.E. lo golpeó lanzándolo un metro de distancia, este se agazapó enseguida y se volvió a lanzar al ataque. Así no funcionaría.
—Sinfonía, ayuda por favor —le pedí entrando en la desesperación. Me miró asustada. Ambas nos estremecimos con el grito del gemelo que había protegido a Ursa de otra mordida—. Haz lo que te enseñó Sirio, te enseñó a pelear, ¿verdad?!
Asintió. Escuchamos un gruñido desde atrás y pronto el otro gemelo había llegado a ayudar también, aunque estaba sangrando bastante. A los pocos segundos Max apareció a mi costado con otra arma. Para mi sorpresa Sinfonía se lanzó al ataque también.
Coincidieron de tal forma que todos terminaron empujándolo y golpeándolo al mismo tiempo y el hombre cayó a un par de metros. Se dispuso a ponerse de pie con la agilidad de un felino, pero disparé. Nuevamente el arma me hizo retroceder un par de pasos, qué inútil que estaba siendo.
Para mi suerte el cable se le enredó por el cuello electrocutándolo enseguida y haciéndolo caer antes de que lograra volver a acercarse mucho a los otros. Los chicos respiraban agitados, y el dolor punzante me hizo apretar mi brazo otra vez, no me había fijado que seguía sangrando.
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Ojos de gato Sirio
RomanceÉl es salvaje, pero no sabe ni lo que es un beso. Marien va a quedar fascinada por su naturaleza y va a querer enseñarle. Un apuesto joven de ojos verdes es capturado y acusado de ser un muy peligroso Evolucionado. Pero él no recuerda y está dispues...