Sirio
Orión le amenazó con matar humanos que nosotros íbamos a cazar, de forma horrible, matando a uno frente a ella, y solo entonces ella aceptó hablar. Retorciéndome por dentro al verla sufrir, la contuve con Altair. Ella no tenía por qué ver cosas tan desagradables, solo debe ver cosas hermosas. No es justo.
Aunque en parte me alivió, no quería cazar más humanos y así iba a poder sacarla de ahí más pronto.
Es el día. Entramos a su celda y tal y como Orión esperaba, ella habla, pero se guarda algunas cosas. Incluso es más valiente que yo a pesar de estar derrotada.
—Los humanos son tan fáciles —se burla Orión—. Aunque esperaba divertirme más, en fin. Sirio, ahora es toda tuya. Ya puedes matarla.
Es hora. Ella se exalta y reclama, pero ya es tarde, Orión me da el pase y me le acerco mientras ella me ruega con la mirada que no la lastime. Ahora más que nunca debo controlarme.
—Sirio... por favor... —pide temblando.
—Tranquila, no vas a sufrir, lo prometo.
—¡No!
Corre a la salida, pero Altair le corta el camino y la empuja con brusquedad. Oh no... Ella se pone de pie e intenta escapar de nuevo, alejándose y yendo hacia otra pared.
—¿Qué pasa, Sirio? Te he visto hacerlo mejor —reniega Orión.
—Quién lo diría, me enseñaste a esquivar bien —me dice ella.
Me toma por sorpresa. No sé si sabe lo que hace, pero es justo lo que necesitaba. Le gruño y la tomo del cuello, Altair reclama esta vez.
—Date prisa o lo haré yo, yo sí quería ver sangre.
—Sí —continúa ella, corta de aliento—, eres muy lento, deberías sentirte avergonzado.
Le gruño y los otros ríen y hacen comentarios.
—Esto se pone bueno. Ella está pidiendo que la hagas sufrir.
—¡BASTA! —les grito y traigo toda mi rabia para que la noten—. ¡Largo, me distraen!
Los saco sin problemas y cierro la puerta de golpe. Miro a mi aterrada chica y ella sigue espantada de mí. No me resisto más y me lanzo a abrazarla a pesar de que ella grita por el miedo que mi brusca reacción le ha causado.
Intento calmarla mientras la aprieto contra mi cuerpo.
—Perdón —susurro apenas—. Tenía que hacer todo esto, perdóname por favor. Te sacaré de aquí, te lo juro.
Empieza a llorar y me vuelve a romper el corazón. La siento temblar y olfateo que tiene una herida. Le pido que no tiemble, tomo su brazo y lamo su herida. Su vista está clavada en la mía, la abrazo y le vuelvo a pedir perdón en un suspiro.
También se ha aferrado a mí y ha dejado de llorar. Toma el cuello de mi camisa y me planta uno de sus dulces besos por mi clavícula. Un estremecimiento me recorre y la esperanza de que no me odie surge.
Su aliento golpea mi piel y hace sentir feliz de pronto. Pero para mi sorpresa, ahí no acaba. Me da otro beso en el cuello, bajo la vista y me da otro por el mentón, no dejo de estremecerme. Rodea mi cuello con sus brazos, su aliento roza mis labios y me besa ahí.
¿Qué?
Una fuerte corriente me recorre por dentro, mi corazón se acelera. Me da una fugaz mirada y vuelve a hacerlo. Abre sus labios y cubre los míos. Siento su calidez, su humedad, me estremezco con más fuerza que antes y quiero más.
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Ojos de gato Sirio
RomanceÉl es salvaje, pero no sabe ni lo que es un beso. Marien va a quedar fascinada por su naturaleza y va a querer enseñarle. Un apuesto joven de ojos verdes es capturado y acusado de ser un muy peligroso Evolucionado. Pero él no recuerda y está dispues...