Preparo el colacao y vuelvo a la habitación con la taza en mis manos, pero decido no despertarla. Coloco la bebida en la mesita de noche y salgo de la habitación, cerrando la puerta. Una llamada del trabajo toma mi atención y me ocupo en el ordenador sin poder tener demasiado tiempo de procesar todo lo que acababa de pasar. Después de una hora y media note que oscurecía, se hacia tarde y empezaba a preocuparme que mi jefe extrañara la ausencia de Gabriela, asi que hice una llamada y le pregunte a una de las secretarias si el jefe había salido para su casa y me comentan que aún no y que el caso de las pólizas de seguro lo tendrán ocupado hasta tarde.
Con esa información me tranquilice un poco y pensé dejarla dormir aunque sea una hora más, volví al trabajo a leer documentos y después de unos minutos de concentración escuche llanto en mi habitación, salte de la silla y fui rápidamente. Al acercarme a Gabriela, me doy cuenta de que está llorando en sueños. Su rostro muestra una expresión de tristeza y angustia, lo que me preocupa aún más. Me siento a su lado con suavidad y coloco una mano en su hombro, tratando de transmitirle calma y consuelo, pero ella continúa llorando y menciona el nombre de su madre, mi preocupación aumenta. Trato de calmarla y consolarla, pero parece estar atrapada en una pesadilla o recuerdo doloroso. Me siento impotente al verla sufrir de esta manera y empiezo a cuestionar si hice lo correcto al castigarla, la culpa me empieza a martillar la cabeza y una voz en mi interior me reprocha "es solo una niña".
Intento abrazarla con suavidad y le digo en voz baja: "Gabriela, estás a salvo. Estás aquí conmigo". Trato de mantener la calma y serenidad en mi voz, esperando que mis palabras la ayuden a darse cuenta de que está en un sueño. Gabriela despierta de golpe gritando el nombre de su hermanita y su mirada refleja confusión y miedo. Le sostengo la mano y le aseguro que todo está bien, que solo fue una pesadilla.
Note que no quería hablar del tema, entonces decido desviar su atención hacia algo más ligero y reconfortante. Menciono el colacao y le digo suavemente: "Gaby, ya es hora de merendar algo. Preparé colacao para ti y podemos hacer un bocadillo, luego puedo llevarte a tu casa, ya es un poco tarde, ella asiente y vamos a la cocina.
Después de comer y ya en el carro, ella rompe el silencio y me dice: "gracias por haberme cuidado y por castigarme..."
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La hija de mi jefe - spanking
Historia CortaGabriela, una adolescente de 17 años, experimenta una serie de cambios en su vida cuando su madre fallece. Durante una incómoda cena en la que conoce a Sofía, una joven de 21 años que trabaja para su padre, surge una conexión inesperada. Después de...