Abrí los ojos lentamente y la luz del sol inundó la habitación. Por un momento, no reconocí mi entorno y sentí una punzada de confusión. Me incorporé rápidamente, pero el mareo me golpeó de inmediato, obligándome a sentarme de nuevo.
Un dolor intenso en mi rodilla izquierda me recordó lo sucedido la noche anterior. Traté de recordar los eventos, pero mi mente estaba nublada y fragmentada. Poco a poco, los recuerdos comenzaron a regresar, la cena, la fiesta, la bebida en exceso. Me sentí avergonzada y culpable por lo que había ocurrido.
Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no estaba en mi propia habitación. No reconocía el lugar en absoluto. Me pregunté cómo había llegado allí y qué había sucedido después de la fiesta. Mi confusión y ansiedad aumentaron, pero decidí levantarme y explorar para encontrar respuestas.
Con precaución, me puse de pie, apoyándome en una pared cercana para mantener el equilibrio. Cada paso era una tarea difícil, ya que mi rodilla dolía con cada movimiento. Busqué señales familiares o pistas que me ayudaran a entender dónde estaba y quién me había traído aquí.
A medida que me movía por el lugar, comencé a notar pequeños detalles que me indicaban que estaba en el apartamento de Sofia, la joven que trabajaba con mi padre. Recordé vagamente que ella me había traído aquí después de la fiesta, pero los detalles eran borrosos en mi mente.
Sentí una mezcla de agradecimiento y vergüenza al pensar en cómo había terminado en esta situación y cómo Sofia había cuidado de mí. Me invadió una sensación abrumadora al llegar a la sala del apartamento la note trabajando muy concentrada pero pronto noto mi presencia, dijo: Gabriela estás bien, necesitas algo ?
Sentí un nudo en la garganta al escuchar la voz de Sofía. Su preocupación genuina y su tono amable me conmovieron. No pude evitar que las lágrimas se acumularan en mis ojos mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.Respiré hondo y respondí con sinceridad: "Sofía, lo siento mucho por lo que pasó anoche. Gracias por cuidar de mí y por traerme aquí. Realmente aprecio tu ayuda".
Sofía me miró con compasión y me dijo: "Gabriela, entiendo que hayas querido salir de fiesta pero realmente tu comportamiento fue muy irresponsable... pero lo más importante ahora es que te recuperes y te cuides. ¿Necesitas algo en este momento? ¿Agua, comida, algún medicamento para el dolor?"
Acepte el regaño, porque llevaba razón, agradecí su preocupación y le pedí un vaso de agua. Mientras me lo entregaba junto a una aspirina, me tomé un momento para observarla. Su rostro reflejaba cansancio, pero también había una expresión de empatía y apoyo. Sentí una sensación de calma que desde la muerte de mi mamá no sentía.
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La hija de mi jefe - spanking
Historia CortaGabriela, una adolescente de 17 años, experimenta una serie de cambios en su vida cuando su madre fallece. Durante una incómoda cena en la que conoce a Sofía, una joven de 21 años que trabaja para su padre, surge una conexión inesperada. Después de...