Son las nueve menos cuarto y recibo otro mensaje de Gabriela, pienso en ignorarlo, llevo días con ella en la cabeza, pero noto que no es un mensaje, es su ubicación, pienso que es un error que me la mando por error, pero la curiosidad me puede, abro el mensaje, al ver la ubicación en el centro de Ejido, una ciudad a una hora y media o tal vez dos de distancia, mi corazón se acelera y la curiosidad se convierte en preocupación. Me pregunto por qué Gabriela estaría allí y si algo le ha sucedido. La imagen de su rostro preocupado en la rectoría regresa a mi mente, y sin dudarlo tomo una decisión.
Decido llamar a Gabriela de inmediato para asegurarme de que está bien. Marco su número y espero ansiosamente a que conteste. Después de unos segundos, escucho su voz al otro lado de la línea. Le pregunto directamente: "Gabriela, ¿estás bien? ¿Por qué estás en Ejido?".Gabriela parece sorprendida por mi llamada y tarda un momento en responder. Finalmente, dice con voz temblorosa y notablemente llorando: "Sofía, necesito ayuda, tienes razón no se manejarlo ¿Puedes venir a buscarme por favor?". Mi preocupación aumenta, pero también siento la necesidad de estar allí para Gabriela. Le aseguro que iré lo más rápido posible y le pido que me espere en un lugar seguro hasta que llegue. Rápidamente, recojo las llaves del carro y salgo de casa. Durante el viaje, mi mente se llena de preguntas y escenarios posibles. Me preocupo por la seguridad y por la hora.
Finalmente, llego a Ejido y siguiendo las indicaciones de Gabriela, me dirijo al lugar donde está esperando. Al encontrarnos, noto que ha estado llorando, se levanta de la silla a mi encuentro y veo que camina con dificultad, me apresuro hacia ella, " ¿Que te pasa, que tienes?" pregunto angustiada, Gabriela se aferra a mí, sollozando, y me explica entre lágrimas algo que no logro entender, ante mí confusión ella levanta su mano y me muestra una marca de golpe que reconozco al instante, esta morado y con puntos de sangre. Mi corazón se acelera al ver la marca en la mano de Gabriela. Me preocupo aún más por su estado y le pido que me explique qué sucedió y quién le hizo eso. Gabriela, entre sollozos, no logra articular una sola palabra.
La llevo al carro y con cuidado la acomodo en el puesto del copiloto noto que tiene mucho dolor, entro al auto y tomo una botella de agua de la guantera le pido que tome un poco de agua, ella ante la privacidad de un espacio más cerrado y mi presencia logra calmarse un poco, pero el golpe mano me altera, pongo rápidamente en el buscador una farmacia que este abierta, encuentro una a algunas calles y fijo el destino.
" Bonita espérame compro unas cosas muy rápido y vuelvo" Ella asiente con la cabeza, bajo del auto entro a la farmacia y pido lo necesario y mientras el dispensario me despacha miro ansiosamente hacia el carro, vuelvo con ella y dejo las cosas en el centro del tablero del carro, le doy una pastilla para el dolor y un calmante, tomo su mano, aplico un poco de crema sobre la marca y le digo "Bonita tienes que decirme quien hizo esto" ella solo niega con la cabeza y llora nuevamente entiendo que no voy a obtener nada de ella en ese estado.
Pongo la dirección de mi apartamento en el GPS y fijo el rumbo, conduzco lo más rápido y posible, consciente de la urgencia de llegar a mi apartamento. Durante el trayecto, mi mente se llena de pensamientos y preocupaciones, se que el golpe de la mano no es el único. Gabriela por los medicamentos y el movimiento del carro poco a poco se queda dormida.
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La hija de mi jefe - spanking
KurzgeschichtenGabriela, una adolescente de 17 años, experimenta una serie de cambios en su vida cuando su madre fallece. Durante una incómoda cena en la que conoce a Sofía, una joven de 21 años que trabaja para su padre, surge una conexión inesperada. Después de...