Cɑpítulσ Siete.

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-¿Embrujada?

Miro al hombre que está en frente y éste asiente, no sin antes ver para todos lados.

-En esa casa pasó algo realmente malo, tanto que un fantasma quedó encerrado allí. El propietario no ha podido rentarla debido a ese tema, por eso sé que no eres de aquí.

-Él no nos dijo nada.

-Y no lo hará mientras el dinero entre a su bolsillo. Escucha, niño, los que han vivido ahí no han salido ilesos en ninguno de los casos. Primero empieza tranquilo y sólo rompe los aparatos, luego sigue con leves apariciones de sombras y todo termina cuando lastima a alguien. Es un juego para esa cosa.- sujeta su cabeza y niega varias veces.
-Nadie sabe cómo llegó a esa casa, ni porque hace lo que hace, pero en este mundo de caos, no serían sorpresa los demonios.

Mi corazón se acelera con temor y dejo al hombre para correr a casa. Es hora del almuerzo, mis hermanos están por llegar.

Si está casa está embrujada, ¿qué haré?
No tengo dinero para alquilar otra. Que idiota, debí prestar más atención y no dejarme llevar por el precio.

Pero podría ser mentira, quizás ese hombre sólo estaba bromeando.

Al llegar a casa observo cada rincón, buscando alguna señal de ese fantasma.

-No debe ser cierto.- murmuro, voy a la cocina y dejo las bolsas sobre la mesada.
-Sólo una broma.

Un dolor repentino en mi bajo vientre hace que me doble y sujete con fuerza el borde de la mesada. El calor recorre mi cuerpo y un aroma dulce llega a mi nariz.

-No, dios, no.- camino con rapidez al baño y cierro la puerta con seguro. Me dejo caer sentado sobre el frío suelo y cubro mi rostro con ambas manos.
-Ahora no.

El calor se hace más intenso y se instala en mi entrepierna. Mi miembro se endurece y el roce de la tela se vuelve insoportable, tanto que no puedo resistir el bajar mi pantalón y ropa interior.

Jadeo ante la liberación y mi visión se nubla un poco.

-No puede ser.- susurro, mi garganta se siente seca.

-¡Hermano, estamos aquí!

El grito de Lilly se escucha por encima de mis jadeos.

-¡Gael!- Alice también grita.

¿Qué hago?
La excitación se mezcla con la ansiedad y preocupación, lo que me hace comenzar a temblar.

-¿Estás ahí dentro?- Dylan golpea la puerta.

¿Se lo digo?
No, él sabe las consecuencias. Estará preocupado siempre.

Me levanto como puedo y abro el grifo, el agua fría alivia un poco la alta temperatura de mi rostro.
Acomodo mi ropa y tomo la toalla.
Al abrir la puerta veo el rostro preocupado de Dylan.

-Lo siento, se me hizo un poco tarde y no empecé la comida.- paso por su lado y voy a la cocina para terminar de sacar todo.
-Haré pasta, la favorita de Alice.

-¡Si!- grita emocionada Alice, quien aparece ya con ropa común. Lilly tarda un poco, pero termina llegando con su delantal rosa puesto.

-¿Podemos hacer un pastel?

-Claro, termino de preparar el almuerzo y lo hacemos.

Ambas festejan felices y vuelven a la habitación, seguramente a buscar el delantal de Alice.

-¿Cuál es la buena noticia?- Dylan se pone en frente con un vaso de agua en su mano.

-Oh, cierto.- dejo a un lado las verduras que voy a usar y saco una tablita con el cuchillo.
-Conseguí trabajo, es por la tarde.

En Este Mundo Maldito, Tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora