Cɑpítulσ Tɾeiƞtɑ.

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—Ten paciencia, Gael.— dice Aldo mientras lee unos papeles.

—De acuerdo, avíseme si sabe algo.— doy media vuelta para regresar junto a mis hermanas.

Siete largos e interminables días pasaron desde el incidente con la casa, el señor Aldo no me deja salir de la mansión y parece que Dylan está de su lado.

—Estaré con Luke.

Dylan se va en cuanto me ve y me deja con la palabra en la boca. Ha estado pegado a Luke y no lo deja solo, le he preguntado si pasa algo malo, pero siempre lo niega.

En estos días la ciudad se ha estabilizado y los incidentes disminuyeron, el clima también mejoró y no llueve casi nada.
Las clases se reanudaron a pedido de la gente y los policías recorren las calles a cada hora.

—¿Volveremos a la escuela?— Alice me mira con ojos grandes, llenos de expectativa e ilusión.

La quedo viendo por un largo rato hasta que ella sonríe inocente. Suspiro y me siento a su lado.
He tomado decisiones sin ponerme a pensar si ellas estaban de acuerdo o no, estos días me han servido para enfriar mi cabeza y prestar atención.

—Alice.— acaricio su mejilla y sonrío al ver que se apoya en mi toque.
—Dime la verdad, ¿quieres irte de aquí?

—Bueno, no lo sé. ¿Tú quieres irte?

—Alice, no pienses en mis deseos.— apoyo la cabeza en mis rodillas y paso las manos por debajo de ellas.

—No quiero estar en un lugar que te haga sentir incómodo, Lilly y yo te estuvimos observando estos días y pareces perdido, no nos gusta verte así.— mira hacia el frente, donde está la televisión. En ella están pasando la noticia sobre la apertura de la escuela.
—No me importa cambiar de escuela mientras estemos contigo.

—Podemos hacer nuevos amigos también.— Lilly llega con un recipiente lleno de dulces.

—Oye, no pueden comer todas estas cosas.— le quito el recipiente y les entrego un chocolate a cada una.
—Lo llevaré de nuevo.

—Gael.— Alice abre su chocolate y le da un mordisco antes de seguir hablando.
—Queremos irnos.

—Ya tenemos nuestro equipaje listo, Dylan también.

Asiento despacito y las dejo para que puedan ver la película tranquilas.

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—Gael, saldremos por unas horas.— asomo la cabeza y lo veo arrinconado contra el ventanal, en sus manos tiene un libro, el mismo desde hace unos días.

Mi hermano no parece darse cuenta, pero busca cualquier sitio y se hace bolita, protegiéndose de algo o de alguien. Tanto las niñas como yo lo hemos notado y nos hace sentir incómodos, porque lo hace también cuando está con nosotros.

En Este Mundo Maldito, Tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora