Cɑpítulσ Tɾece.

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Es fin de semana, las niñas están enganchadas con una película de princesas. Dylan no se despega de su celular y yo, yo trato de no entrar en pánico.

Hoy es una de esas reuniones. Miriam me envió la invitación.

—Cuídalos, por favor.— susurro. Samuel asiente.
—Ya es hora.— me levanto y agarro el abrigo.
—¡Ya me voy, no se duerman tan tarde!

—¡Sí! ¡Suerte en tu cita!— exclaman a la vez las gemelas.

—Ten cuidado y diviértete.

Bajo la cabeza y suspiro con tristeza. No quiero que me vaya bien.

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—No está tan mal.— murmuro, me coloco la tarjeta con el nombre en mi pecho y entro al lugar.

Es un salón, está ubicado en la zona naranja. Hay varias personas con trajes elegantes y copas de vino en mano.

—¿Qué se supone que haga?— miro alrededor, algo perdido.

El doctor Abbey dijo que no será muy complicado encontrar a alguien, las feromonas ayudarán mucho. Sin embargo, me siento sucio ante ese hecho.
Me estoy ofreciendo en bandeja para que vengan y me coman.

—No pienses así, es por el bien de todos.

—¡¿Gael?!

Alguien agarra mis hombros y me gira bruscamente.
Luke me observa con miedo y curiosidad.

—¡Por dios! No le digas a Dylan que me viste aquí. Mi abuelo me obligó a venir.

—Oye, relájate.— palmeo su mano, el agarre se apretaba cada vez más y ya dolía.

—Oh, lo siento.— me suelta y cruza sus brazos.
—¿Qué haces aquí?

—Tratar de conseguir pareja. No le digas nada a Dylan tampoco sobre mí, le dije que había conocido a alguien.

—De acuerdo, será un secreto.

El mesero pasa con una bandeja llena de bebidas y Luke agarra una copa. También tomo una y pruebo el líquido.
Es dulce, nada fuerte.

—¿Viste a alguien que te interesó?— pregunta mientras se lleva la copa a la boca.
—Honestamente, no creo que debas hacer esto. Mi abuelo me contó algunos detalles, pero no creo que sea lo correcto.

—¿De verdad? Yo también lo creo.— sonrío aliviado al escuchar eso.
No soy el único.
—La señora Miriam es muy insistente en este tema, no sé porque.

—Si te digo, promete guardar el secreto.— me señala y sonríe divertido.
—Es realmente una mujer estúpida.— comienza a reír a carcajadas, ganándose la mirada de todos.

Lo miro confundido y me oculto un poco al notar la atención.

—Peter quedó flechado por ti, tus feromonas lo alteraron. Miriam es su tutora, imagina la cara que hizo cuando lo supo.— continúa riendo y se tambalea.
—Perdón, no soy muy resistente al alcohol.

—¿Cuánto bebiste?

—No lo sé.— mira su copa por unos segundos.
—Estoy aquí desde que comenzó y cada vez que veía un mesero, robaba una copa.

En Este Mundo Maldito, Tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora