Cɑpítulσ Cuɑɾeƞtɑ ʮ Ciƞcσ.

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—Tu hermano no quiere verte.

—Lo sé, te encargaste de lavarle el cerebro y estoy seguro que intentaste alejar a las niñas también. ¿Por qué cambiaste de opinión?— cruzo los brazos y miro a ese ser, quien al principio parecía bueno. Sin embargo, ahora está revelando su verdadera naturaleza.

Sus intenciones nunca fueron honestas, ni siquiera aquellas dirigidas a mi hermano.

—Quieras o no, él se dará cuenta algún día. ¿Qué harás?— estamos en mi habitación en la casa de los Abbey. Luke salió junto a su abuelo y no regresarán hasta la noche.

—No es de tu incumbencia.— camina por la habitación y me mira de reojo.
—Ustedes se convirtieron en una existencia muy molesta, no debí dejarlo encariñarse. Gael sufre por culpa de ustedes y de su constante indecisión.

—¿Qué hay de ti? Mi hermano casi muere por tu culpa.

Se detiene abruptamente y me mira fijamente. Doy un paso atrás y arrugo el ceño, su intención de matarme es visible en su mirada.

—Cuando termine de limpiar este mundo, los quitaré del camino.— se acerca de forma veloz y sus ojos brillan con locura.

—¿Por...? ¿Por qué no lo haces ahora?— mis manos tiemblan y hago todo lo posible por mantenerme en pie.

—No me gusta jugar con la mente de Gael. Es divertido hacerlo con ustedes, ya que pierden el control fácilmente.— ríe, pero ninguna emoción es reflejada.
—Tranquilo, no haré nada mientras sepas cómo comportate.

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—Ugh...— froto mi sien y cierro los ojos ante la molestia de la luz.

—Lo siento, creí que estabas durmiendo.

Una mano se posa en mis ojos y las luces vuelve a apagarse. Samuel levanta la manta y se acuesta a mi lado. Me acurruco contra su pecho y suspiro al sentir el dolor disminuir un poco.

—Me siento cansado, Sami, no tengo fuerza en mi cuerpo.

—Estarás mejor mañana, lo prometo.— acaricia mi mejilla y juega con mi cabello desordenado.
—Ahora duerme, Gael.

La noche es tranquila y no se oye ningún ruido.

No pasa mucho tiempo o quizás sí, pero cuando vuelvo a abrir los ojos, el sol ya está en lo alto.
Párpado de forma lenta y me siento, observo la habitación con gesto confundido y me levanto.
Voy al baño y me lavo la cara para luego salir.

El dolor de cabeza desapareció y también mi estado desganado.

Camino en pijama y descalzo hacia la cocina.
Puedo escuchar a las niñas charlar con alguien en la sala, pero las ignoro mientras me sirvo un poco de agua.

En Este Mundo Maldito, Tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora