Cɑpítulσ Dσce.

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-Hermano.

Me muevo y abro los ojos.
-¿Qué sucede?- quito las mantas y veo la habitación a oscuras.

Siempre dejo las cortinas corridas por temor a quedarme dormido.

-Espera, ¿qué hora es?- me siento de golpe y miro a Dylan.
-Lo siento, la alarma no sonó y... ¿Ya desayunaron? Las niñas tenían que llevar algo.

-Gael.- me interrumpe y agarra mis hombros.
-Está bien, todo está listo. Es hora de irnos, nos vemos más tarde.

Sale de la habitación y cierra la puerta.

-Hasta luego.- me quedo sentado durante un tiempo, luego enciendo la luz del velador.
-Fuiste tú, ¿verdad?

Una sombra aparece a mi lado junto al ruido de los cascabeles.

-Te lo agradezco, pero debo de estar al pendiente.- cierro los ojos unos segundos y los abro, dispuesto a levantarme. Sin embargo, él me empuja y me obliga a acostarme de nuevo.
-¿Qué te sucede?

Me mantiene presionado con una mano y con la otra me cubre con la manta. La envuelve alrededor de mi cuerpo, impidiendo que mueva mis brazos.

-¿Es en serio? Déjame ir, no estoy bromeando.- lo miro y él niega. Se pasa para el otro lado, pasando por encima de mí.
-¿Te vas a acostar conmigo?

Asiente y se pone de costado, mirándome.

-¿Puedes aflojar las mantas?

Suelta el agarre y suspiro aliviado, lo había acomodado demasiado fuerte.

-No puedo descansar sabiendo que la señora Miriam está haciendo todo lo posible para alejarme de mis hermanos. ¿Crees qué haya alguna razón?- también me pongo de costado y lo miro.
-Porque, llegamos a la cuidad hace unos cuantos días, ¿qué mal le hemos hecho? Son ellos quienes molestan a mis hermanos. Ese tal Peter se atrevió a arrojar agua helada, ¿qué hubiese pasado si caía sobre Dylan? Estaría enfermo, él siempre fue débil ante el frío.

Resoplo y aparto unos mechones de mi cabello.

-Las niñas son más resistentes, a Lilly le encanta jugar en la nieve, Alice es más de los días lluviosos.- sonrío y miro aquellos negros ojos.
-Realmente te lo agradezco, Sami. Aunque, debo admitir que me dabas mucho miedo al comienzo.

Cubre sus ojos un momento y luego, con la misma mano, toca mi frente con su dedo índice, lo desliza por encima de mi ceja y lo deja sobre mi mejilla.

-¿Te gusta tocar a la gente?- pregunto, curioso por sus movimientos.

Niega y agarro su dedo antes de que lo aparte. Él deja que lo toque, aprovecho y observo con detalle su guante negro.

-¿Tuviste contacto con humanos antes?- él asiente y dejo ir su mano.
-¿Eres... Eres un fantasma?

Niega.

-¿Un demonio?

Vuelve a negar, levanta sus hombros y acerca más su rostro al mío. Uno de los cascabeles golpea mi cabeza y lo agarro, jugueteo con él y sonrío al escuchar el sonido.

Aún mirando el pequeño cascabel, pregunto.
-¿Conociste a los Alfas y Omegas?

Asiente, teniendo cuidado de no alejar la esfera que tengo entre mis manos.

-¿De verdad? Entonces, ¿puedes decirme si hay alguna solución a mi problema? No quiero ser un Omega defectuoso.- susurro la última parte, dejo ir el cascabel y bajo las manos hasta dejarlas contra mi pecho.
-Debe haber una forma de regularizar mis hormonas y tener un ciclo estable.

En Este Mundo Maldito, Tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora