El gato estuvo a mi lado hasta que entré al lago. Me quito la ropa, la restrego y la pongo a secar.
Nado hasta la parte profunda una y otra vez, hasta que mis brazos se cansan.Salgo del agua, el gato se queda quieto y ahora sus pupilas son profundamente negras y redondas.
- ¿Qué pasa gatito? -observo los alrededores con atención- A mí también me dan miedo -expreso al ver a una serpiente amarilla entornada en la rama de un árbol.
Me visto y cazo mi alimento, como he estado haciendo desde hace dos semanas. El gato se sienta en una roca con moho y yo en una roca limpia, frente a él. Admiro el cielo azul, debe de ser más de medio día por el sol abrasador, y desgarro el pescado ya cocido, de a pocos.
Siento las piedras arder bajo mis pies y maldigo por haberme desecho de mis zapatos cuando estaba huyendo.
El gato me observa desde abajo y sonrío, ya no me sentía tan sola.El sol se estaba ocultando y el cielo se teñía de rosa. Ese era mi aviso para cenar.
Me he estado arriesgando con el pasar de los días a encender fuego y que me encuentren por el humo, pero unas simples frutillas no llenarían mi estómago vacío.Apago la fogata con tierra al terminar de cocer la ardilla que cacé hace un rato y me siento sobre un pedazo de madera a observar las estrellas.
- Alkaid, Mizar, Alioth, Megrez, Phecda, Dubhe y Merak -susurro al gato al señalar el cielo-. Las siete estrellas de la Osa Mayor. Se dice que hay una octava pero casi no es visible.
Bajo la débil luz de la luna el gato se confunde con la noche, sus ojos grises me escudriñan y suelta a ronronear cuando pasa su cabeza por el dorso de mi mano.
Le lanzo un pedazo de carne de ardilla y pienso que no la comerá, pero termina haciéndolo.Regreso a la casa y cierro la puerta cuando el gato entra. Se acomoda en el colchón y yo hago lo mismo. Caigo dormida con el cálido pelaje del gato junto a mis brazos.
Despierto al oír las ramas crujir. Me pongo de pie y avanzo a tientas hasta la ventana. La abro con sumo cuidado y capto siluetas con linternas.
- ¡Aquí hay cenizas!
Coloco el cuchillo en mi cintura y camino a la puerta con el gato; lo pongo en el suelo e inicio a abrir la puerta lentamente, dejando un espacio para pasar pero con el gato en brazos no era suficiente. Lo coloco en el suelo una vez más y abro un poco más la puerta, pero hace un chirrido.
Tomo al gato y me deslizo por la abertura. No pienso en ningún plan, tan solo corro.- ¡Allá va! -exclama un hombre.
Llego a la carretera empedrada pero me desplazo hacia los árboles, libero al gato y corre a mi lado.
Atravieso los árboles y piso las ramas, causando dolor a mis pies, pero no me detengo, sigo adentrándome en el bosque.Una bala pasa rozándome y eso me impulsa a correr más rápido.
Mis pies duelen, estoy cansada y las gotas de sudor se derraman por mi frente.- ¡No disparen! -grita otro hombre.
Cuando siento que los pierdo, me oculto tras un roble y observo a todos lados en busca del gato negro. No lo encuentro, así que miro hacia arriba y está en una rama.
El bosque se sume en silencio y suspiro, se han marchado. Doy un paso, apartándome del árbol, pero choco con algo, o alguien.
- Princesa.
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Nieve y obsidiana
FantasyHuyó de su hogar al presenciar un asesinato. Ahora trata de sobrevivir con el agua de los arroyos y los animales que habitan en los bosques. Pronto cruzará los límites, desvelará secretos y creará alianzas. Todo con un solo objetivo.