Smiley ³

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1353 palabras

Les hice esperar un poquito la tercera parte, pero ya está aquí, disfruten¡!

– Siéntate ahí, voy a buscar el botiquín–dijo el peli durazno apuntando al sillón de su salón

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– Siéntate ahí, voy a buscar el botiquín–dijo el peli durazno apuntando al sillón de su salón.

Asentiste y obedeciste, tu mirada divago por el hogar de los Kawata, lugar donde te encontrabas debido a que te habían llevado a curarte de la reciente pelea. Al principio iba a ser Souya quien te cure, pero su hermano mayor se ofreció mientras le decía al peli azul que él mejor te prepare algo de comida.

– Volví, ahora ni se te ocurra moverte mientras te curo esas heridas– ordenó Nahoya mientras agarraba una pomada y la pasaba por donde te habían quedado moretones.

Trataste duro temiendo cuanto se podría enojar si te movías, seguiste con la mirada sus movimientos en todo momento, hasta que llegó a la parte de curar tu rostro, mirarlo significaría aguantarle la mirada, cosa que te costaba demasiado por alguna razón. Cuando te agarro el mentón y lo giro un poco para curarte algo de tu mejilla, sentiste un calor subir a tu rostro, sentías como el pulgar del Kawata mayor estaba cerca de tus labios, lo miraste de reojo y este tenía la mirada fija en pasar algodón por una herida en aquella zona donde estaba. Lo observaste, apesar de la brusquedad en su advertencia inicial, el peli durazno estaba siendo bastante gentil a la hora de sanarte. Te quedaste pensando en que en verdad él te había defendido contra aquellos atacantes, si bien podría haber sido simplemente por que eras amigo de Mikey y sabía que si el rubio se enteraba que Nahoya no te ayudaba se habría enojado mucho, pero en ese caso también te podría haber defendido Souya, cosa que no fue así ya que Smiley le había ordenado al peli azul quedarse contigo mientras el peleaba, en conclusión para ti, Nahoya te había defendido por qué te tenía un mínimo de aprecio.

Smiley volvió a girar tu mentón una vez curo aquel lado de tu cara, haciendo que quedéis otra vez frente a frente. De repente, un impulso salido de quién sabe dónde te inundó, así que tú siguiente movimiento fue más inconsciente que planeado. En un segundo acercaste tu rostro al del Kawata mayor y en sus labios dejaste un suave beso, lo hiciste sin pensar, por lo que cuando volviste a recobrar tus sentidos te levantaste de golpe.

–¡Perdón! Esto. . .¡Me tengo que ir, te veo luego!– todas las palabras salieron de tu boca a lo rápido y trabadas.

Te dirigiste rápido a la puerta de aquel hogar y te fuiste sin siquiera dejar que Nahoya reaccione o diga algo.

– Se escuchó algo de alboroto ¿esta todo bien? Oh ¿____ ya se fue?– pregunto Souya al notar la falta de tu presencia en el salón, el ceño se le frunció –¿que hiciste ahora?–cuestiono el peli azul con los brazos cruzados.

One Shots | Tokyo Revengers |Male ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora