Smiley²

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1146 palabras
Segunda parte claro que si

– Dos putas semanas y no mejoras un carajo– dijo un frustrado Nahoya

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– Dos putas semanas y no mejoras un carajo– dijo un frustrado Nahoya.

Tu que estabas en el suelo debido a la reciente práctica de pelea y al golpe que te había dado momentos antes solo desviaste tu vista al suelo avergonzado de no conseguir mejorar nada. Sentías que estabas siendo regañado tal como un niño pequeño, era el doble de vergonzoso saber que aún quedaba alguna que otra persona en el templo que podía estar presenciando todo.

El peli durazno apretó sus puños y se fue a sentar a las gradas para ver si así se le pasaba el enojo, apenas se había sentado pudo sentir como alguien se colocaba a su lado.

– ¿Y bien, por qué tan enojado?– pregunto Manjiro.

– Ese tipo al que quieres que entrene es de lo peor peleando– el Kawata soltó un suspiro frustrado.

– Ya lo sé, por eso quiero que lo entrenes, no tendría sentido mandarte a un experto en la pelea para que lo entrenes – respondió un tanto obvio Mikey.

–Lo peor es que se le nota su desgana, se nota que no le pone realmente esfuerzo y que probablemente ni intenta golpear con su verdadera fuerza, eso solo provoca que quiera seguir golpeando su rostro de niño lindo– dijo el de característica sonrisa con fastidio.

– Entonces haz que encuentre una motivación o ganas de aprender a pelear.

– En verdad no entiendo por qué quieres que lo entrene– murmuró él de cabello esponjoso.

–Tengo mis motivos para querer eso, pero anda, intenta comprenderlo un poco así como el comprende que lo odias– y con esa última frase Manjiro se levantó y se fue dejando a Smiley confuso.

El no te odiaba, era verdad que no le gustaba nada tener que enseñar a las personas por qué no era su fuerte, era verdad que detestaba ver tu cara de niño que no rompe ni un plato ya que desde hace poco le hacía sentir algo extraño que no sabía cómo catalogar, era cierto que puede que disfrute de ver como te dejaba sin aire con cada golpe en el abdomen, y también era certero decir que le molestaba ver como corrías a esconderte detrás de quien sea una vez que te decía de entrenar.

Pero no, no te odiaba, solo era un pequeño desagrado hacia tu persona causado por tu forma tan cobarde de actuar.

(....)

Al día siguiente cuando te busco después de la reunión, te encontró sentado apoyado en un árbol tarareando una canción, fue hasta ti y se agachó a tu altura.

–¿Te gusta el ramen?

Pegaste un pequeño brinco en tu lugar debido al susto que te había pegado el encontrar al peli durazno cerca tuyo.

–¿Qué?– tartamudeaste confundido por su pregunta.

– ¿Te gusta verdad? Si, seguramente si, a todos les gusta el ramen, ven, vamos – se levantó y se fue yendo en dirección a la salida del templo sin siquiera esperar que digas algo.

One Shots | Tokyo Revengers |Male ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora