CAP 23

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Joshua Jett #1



Estaba con Paris, buscando mi maldita casa nueva, que con el dinero de mis apreciados, queridos y multimillonarios padres, he podido permitirme.

No llevo una buena relación con ellos. Definitivamente, el lazo que tenía con ellos se rompió, hace mucho, mucho tiempo.

Dejo el auto frente a una casa, podría preguntar dónde quedaría la 413, que sería la mía.

Salgo del coche y me apresuro para subir al pórtico y golpear la puerta.

Espero, y espero... Y sigo esperando. Mierda. ¿Qué pasa con los dueños de la casa? A punto de desistir, escucho el chirrido de la madera vieja y observo como se abre la puerta.

La imagen que recibo es un tanto cómica, y un tato sorprendente. Frente mío tengo a una chica robusta, grande, gorda. Con una mano, sostiene la mitad de su tostada, y en su boca observo, ya que lo abre, la otra mitad. Enserio me gustaría reírme. Es muy graciosa.

La observo lentamente y veo como está demasiado sorprendida. Soy consciente del efecto que tengo en las mujeres. Sueno demasiado arrogante, pero es la verdad. Lleva una camiseta de The Beatles. Joder. Definitivamente comenzamos bien.

Lleva un short bien oscuro, bastante corto, pero mierda, tiene unas piernas bastante bonitas, tal vez demasiado grandes, pero puedo notar cómo sus músculos se endurecen. En algún momento, ésta chica entrenaba. Y lleva unos vans negro, casi igual que los míos. Puedo observar algunos tatuajes que se asoman en sus brazos, y uno que se asoma por el cuello de la remera. Definitivamente está encima de su pecho izquierdo. Tiene el cabello un poco rubio, bien corto. Lleva unos aros de calaveras; sus labios son bastante rosados, ni gruesos ni finos, aprobables. Su nariz es pequeña, tiene la piel trigueña, y unas pequeñas pecas que se asoman en sus mejillas rosadas hasta el centro de la nariz. Ni muchas ni pocas. Y tiene unos ojos enormes, de color café, tan claro que puedo ver mi atractivo reflejo en ellos. Es diferente. No es mi tipo. Bueno, quién lo sabe.

No soy un chico de estereotipos ni nada de eso. Más bien, soy abierto. Pero definitivamente no soy un gran aficionado por las chicas raquíticas, que se le notan más huesos que carnes, y sólo se pasan comiendo ensaladas, o guiándose por una dieta bien estricta y restringida.

-Eh, hola... -comienzo lo más sexy que puedo sonar. Es una chica, definitivamente caerá con mi encanto. No será diferente. La miro divertidamente. –Uhm... -es todo lo que dice, pero luego -¿Sí? –espeta. Me da ganas de reír, definitivamente ha caído.

-Sólo quería preguntar si la casa del lado es la 413? –suelto lo más amable e inocente posible. Algo en su mirada me dice que he comenzado ha cabrearle. Por la tostada que lleva en la mano, de seguro he interrumpido su desayuno. Jesús, sería genial si hice eso. Definitivamente no tiene miedo de esconder lo que es. Supongo.

-¿Acaso las casas no tienen sus números por la puerta.. o no sé? –suelta secamente y pude notar por su voz, el atisbo de que se está molestando.

Definitivamente no es igual a las otras, me digo mentalmente. Se ha cabreado. Nunca ninguna chica le ha pasado eso conmigo, y frunzo el ceño en mi cabeza. Sin duda alguna, ésta chica será un completo entretenimiento. Lo aseguro al fijarme en sus ojos, como si una llama comenzara a prenderse dentro de ella y me tirara fuego por su boca para que la deje en paz. Esto es increíble. Sonrío, realmente sonrío y estoy seguro que pierde el aliento al notar mis hoyuelos. Necesito entretenerme. Y ahora es cuando comienza el juego. Ella en definitiva es diferente.

-Bueno, creo que sí, fue mi error. Como también venir a tocar la puerta de alguien que escucha The Beatles –espeto, porque estoy seguro que eso la transformaría en una jodida bestia. Y lo confirmo, al observar como inhala profundamente y me mira con una mirada horrorizada. Esto es malditamente entretenido. Repasa su mirada lenta y descaradamente sobre mí, sin ningún mínimo atisbo de vergüenza y eso me parece caliente. Mierda. ¿Qué estoy diciendo? Necesito una noche con alguna puta.

            Luego de hacerme una lenta, minuciosa y observadora inspección, habla. No, no habla. Gruñe; gruñe como un maldito perro. -¿Quién te crees que eres? –si las miradas mataran, ahora estaría en el puto infierno. Joder, ¿en qué mundo vivía cuando, ésta chica, estaba en alguna parte de por ahí?


El Atractivo y la Gorda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora