-Ey, ¿en qué tanto piensas? –pregunta Joshua mientras lentamente su nariz recorre mi cuello hasta que sus labios tocan mi hombro. Esa acción me eriza completamente la piel y soy incapaz de pensar con claridad. Me remuevo un poco hasta quedar frente a él. Pero como la cobarde que soy, miro para otro lado.
Él sin embargo es todo lo contrario. Me da toda su atención mientras me mira fijamente a los ojos.
-Estaba pensando. –digo mientras un nudo se me forma en la garganta. Oh, por favor. Que la emoción no me impida hablar con él. Suelto un silencioso suspiro. –Estaba.. –y antes de poder terminar, salto del sofá y voy en busca de agua. Llego en la cocina y apoyo mis dos manos fuertemente por la encimera hasta que mis dedos dejaron de tener color. Inhalo y exhalo fuertemente. Como si supiera que en cualquier momento me haría pedazos. Y eso no es lo que estoy buscando. Antes de que pueda desmayarme voy en busca del vaso.
Estoy tan concentrada llenándolo completamente de agua que no siento cuando Joshua entra en la cocina me abraza por la espalda. Esta imagen sería tan irreal. La sensación de sus brazos, rodeándome, es increíble. Retomo la compostura y me alejo unos pasos de él mirando fijamente el piso. –Qué pasa, Fran? –dice mientras se acerca lentamente y yo retrocedo, negando con la cabeza para que no siga acercándose. -¿Fue algo que dije? ¿Por qué estás molesta? –pregunta totalmente confundido. Soy una completa –Por favor, háblame. –dice con una voz tan fuera de lo común que lo miro a los ojos. Ahora es el momento. Suéltalo todo. Tú puedes hacerlo. Solo, no te emociones.
-Yo.. Yo pasé por muchas cosas en la vida, sabes? –comienzo mientras tiro una sonrisa melancólica. –La mayoría de las veces, pasaba tirada en mi cama con lágrimas en los ojos por todo lo que me sucedía en el colegio. “Oye, terremoto” “gorda obesa” “vaca gigante” era alguna de las cosas con la que ellos adoraban saludarme. Cuando era muy pequeña, la primera vez que iría a estudiar, estaba tan emocionada. Tan feliz que parecía como si hubiera comido toda una fábrica de dulces, y vaya ironía, ellos creían lo mismo.
-Luego del primer día, todo se volvió un infierno. No quería volver a ir nunca más. Pero, no podía. ¿Por qué? Por el simple hecho de ser una cobarde y no contar nada a nadie, mucho menos a mis padres. Sufría en silencio con la mirada de todos, sobre mí. Nunca nadie estuvo ahí para mí, hasta que conocí a Jess. –sonrío cariñosamente al pronunciar su nombre. –Desde que la tuve en mi vida, todo se hizo mucho más soportable. Saber el hecho de que tenía una amiga a quien no le importaba mi físico y que me apreciaba, era lo más increíble. Ella fue mi sustento en los momentos realmente difíciles, pero a veces realmente fallaba. Hubo noches que no podía dormir sabiendo que al día siguiente volvería a pasar por lo mismo, hubo otras noches donde dormía luego de vaciar toda la fuente de agua de mis ojos por mi almohada. Hubo días y días donde simplemente quería contar todo a mis padres y que me muden de lugar, pero absolutamente no podía. Porque siempre fui una cobarde. Hasta que comencé a crecer y darme cuenta de que no podía seguir así –lo miro y veo como fijamente observa el vaso que aún contengo en mi mano. Aprieta tan fuerte la mandíbula que si continúa así, sus dientes se romperían; su respiración es totalmente irregular. –El hecho de crecer y saber que podía intimidar a cualquiera con mi apariencia, me ha ayudado. Por supuesto que algunos idiotas se volvieron más idiotas, y otros simplemente maduraron. Pero todavía continuaban, no como antes, pero todavía estaban destruyendo mi vida poco a poco. Terminar el colegio, me ha servido para no volver a vivir todo eso. Hasta..´
Tú puedes, pienso.
Hazlo.
Ahora.
Es tu oportunidad.
-Hasta que llegó el chico más exasperante, arrogante, hermoso, simpático a mi vida. Nunca quise destruir el hermoso rostro de alguien como tú, en mi vida. Contigo muchas cosas pasaron. Quería golpearte por ser un idiota, por arruinar mi vida. Hasta que me besaste. Joder. ¿Por qué en la tierra alguien como tú hubiera besado a alguien como yo? –digo mientras doy una sonrisa irónica y el me mira con los ojos bien abiertos y una mirada fría. Por favor, no hables Joshua. Déjame terminar, por favor. –Me besaste y todo volvió a cambiar. Las ganas de golpearte disminuyeron a un por ciento casi inexistente. Las ganas de que me beses, crecieron, a números casi infinitos. Fue la mejor sensación que sentí en mi vida. Fui tan inmensamente feliz, y que recuerde, nunca fui tanto así. Mi primer beso con el chico más caliente que conozco. Y luego, cuando fuimos algo más, estaba por estallar de felicidad. No quería que esto nunca acabara –digo con un susurro mientras él se tensa completamente. Por favor, continúa escuchándome y déjame terminar. Por favor, pienso.
–Nunca en la vida, querría terminar esto contigo, jamás. Pero, siento como que es un sueño y tarde o temprano despertaré para volver a vivir la vida de infierno en la que estaba anteriormente. Pero, todo eso podré soportar al saber que no te arrastraré conmigo… –Por favor, sólo.. ¡Sólo cierra tu maldita boca, Fran! –grita tan fuerte que me pega un susto tan grande y dejo caer el vaso mientras veo cómo se rompe en miles de pedazos para evitar su mirada. Lo miro con los ojos abiertos. Él lleva una mano a su cabello y comienza a revolverlo. Respira sonoramente y sólo me quedo ahí, con la palabra en la punta de la lengua.
-Sé lo mucho que sufriste, lo mucho que lloraste y lo mucho que… -traga sonoramente. –Lo mucho que yo te hice sufrir. –termina mirando para otro lado y me quedo quieta. –Fran.. yo… ¡Demonios! –se apoya por la encimera y me da la espalda. Puedo ver sus músculos tensarse bajo esa camisa tan ajustada a ella.
-Fran, yo era uno de los chicos que te hacía llorar con las estupideces que decía sobre ti. –murmura mientras cierra sus puños fuertemente; y por un momento, creo que el mundo se cae sobre mí.
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El Atractivo y la Gorda.
Romance¿Cómo tomarías el hecho de que tengas sobrepeso, y que tu nuevo vecino sea tan atractivo como si fuera el pecado en persona? Soy Frances, una chica apunto de cumplir 18 con problemas de peso, que luego conoce al ser más arrogante del planeta, llamad...