CAP 17

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Las horas pasaron a ser días, los días pasaron a ser semanas, y las semanas a meses.

Con Joshua estamos cada vez mejor, y eso me pone muy feliz. No le ponía mucha ficha a nuestra relación, no por ser pesimista, pero simplemente, somos muy diferentes. Aunque, tuvimos una gran pelea luego del concierto de Aerosmith.

Joder, Aerosmith. AEROSMITH en pocos minutos. Cuando Joshua me mostró la entrada en el día de mi cumpleaños, estaba tan emocionada que no me fijé que las entradas eran para estar frente mismo al palco. Puta mierda. Estoy tan emocionada que agarro fuertemente la mano de Joshua mientras esperamos a Steven Tyler y toda la banda subir al palco, que de seguro la sangre ya no corre por las manos de mi querido novio.

En un momento durante la canción de Dream On, Joe Perry tira su púa. Todo sucede en cámara lenta. La púa viene lentamente hacia mí, joder. Estiro los brazos hasta que veo un brazo más largo apunto de agarrar la púa. Luego todo sucede muy rápido. Empujo al dueño de ese brazo fuertemente que estoy segura, voló unos cuantos metros, y agarro la púa muy emocionada. Estoy gritando como una jodida groupie.

Luego de terminar el concierto, noto que Joshua está demasiado callado, y yo con una risa de oreja a oreja. –Oye, ¿no te gustó el concierto? –pregunto demasiado asquerosamente feliz. Él me mira con una mirada de muerta y se soba el estómago. Y yo sigo con mi risa asquerosa de rotunda felicidad. –Te odio. –musita tan secamente que la sonrisa se borra en un segundo de mi rostro y me quedo totalmente tensa y él lo nota. Mierda. Estoy por llorar. Maldita inseguridad. No es que pienso que él me ame, pero por lo menos tenía una pequeña esperanza de que me quiera, y no que me odiara. Lo digo tan seco. –Fran, no te odio. No pongas esa cara. No seas estúpida. –susurra mientras me agarra de rostro tan suavemente que seguro ya estoy llorando. –Fuiste un maldito ninja cuando estaba por agarrar la púa de Perry. Me la sacaste de los dedos. Ya estaba por agarrarla, y me golpeaste el estómago tan malditamente fuerte que se me cortó la respiración y por un segundo creí que mi novia era el jodido Rambo. Continúa, mirándome fijamente con su ceño fruncido y me saca una carcajada. Oh Jesús. Por un momento creí que diría que no quiere estar más conmigo. Sonrío y lo beso. Estoy tan enamorada de este idiota.

Luego, olvidamos totalmente esa pequeña escena cuando en el día de su cumpleaños número 21, cuando mi regalo fue la púa, en un collar, agujereada por la punta. Quedó realmente hermosa. Y sonrío tanto, me besó tanto que me alegró la semana regalarle eso.

Al ver el collar, fuera de la remera con el logo de Aerosmith que tiene puesto ahora, sonrío. Él nota lo que estoy mirando y también sonríe, mientras me abraza los hombros y seguimos caminando alrededor de un hermoso largo. La vista es estupenda. El cielo está hermoso, ya que con el atardecer las nubes toman un tono rosa con un poco de naranja y amarillo. Es el color más hermoso que he visto en el cielo. Me encanta. Me saca una gran sonrisa.

-Es todo tan hermoso –suspiro. –Por supuesto, si con el novio que tienes, todo se vuelve mucho más hermoso. –espeta Joshua divertido. Quién diría.

Estuve pensando bastante sobre nuestra relación. Sobre lo que queremos. Estoy tratando de hacer a un lado todos los pensamientos negativos acerca de nosotros.

-Usted siempre tan humilde, señorito. –respondo con sarcasmo. Suelta una carcajada corta. –Oh, por supuesto que sí señorita. Esta preciosura es un paquete completo –y me guiña un ojo. Simplemente niego con la cabeza por lo absurdamente arrogante que puede ser a veces. Nos quedamos en un banco de algún lugar del lago, y nos sentamos. Cerca. Bastante cerca. Por la ventaja que me saca con su altura, apoya su mentón por mi cabeza mientras yo me apoyo por su pecho. Oh Dios, que esto nunca termine, suspiro. Ya lo veremos suena una voz tan malditamente molesta en mi interior que hago un sonido con la garganta. Nos quedamos así. Por minutos, quizá una hora o más. Hasta que cada vez llegan más personas con miradas extrañas en sus rostros cada vez que posan sus ojos en nosotros. Joder. Estoy tan harta de todo esto. Maldita sociedad. Malditas personas.

            -Oye… podríamos volver? –pregunto a Joshua con un nudo en la garganta. Soy tan idiota por dejarme afectar las miradas de personas más idiotas. –Sí… Claro, no hay problema. ¿Sucede algo? –pregunta tan cariñosamente que, de seguro, si estuviéramos en otro lugar, me pondría a llorar. Podría aparentar ser una persona fría, distante, y bien molesta. Pero lo que la gente no sabe, es que sólo es un caparazón del tamaño de toda Rusia para evitar que la gente me haga daño, pero en el fondo soy tan frágil, tan débil que cuando una persona que aprecio demasiado me levanta la voz, comenzaría a llorar. Sí, se lee patético, pero esa fue mi manera de vivir desde que tengo razón. Esa es mi autodefensa. Así me protejo de la sociedad.

-No, nada. Sólo, necesito irme de aquí. –respondo paranoicamente mirando para todos lados como si el SWAT saliera de los árboles y nos comiencen a rodear con sus armas súper matadoras. Por favor, sólo vámonos. El mal presentimiento va creciendo cada vez mayor. Virgen santísima madre de Jesús y todos nosotros, no permitas que nada malo suceda. Y si no sucede nada malo, prometo ir todos los domingos a la iglesia como cuando era un bebé.

            -Ok… -dice él con una mirada bastante cómica si fuera en otro momento. Pero que luego cambia totalmente, como si hubiera visto al mismísimo diablo. Se queda tan pálido, que puedo notar un tono verde asomándose por su mejilla. Me lo quedo mirando rara. Enserio, parecería que vio al SWAT y que nos estarían apuntando con millones de armas. Sigo su mirada y me sorprendo al ver a una hermosa chica, de cabello cobrizo, con los labios más sexys que vi, obviamente no supera los de Angelina Jolie, pero está bastante cerca de alcanzarla. Sus ojos son del celeste bebé más lindos y por un momento dudo si son de verdad o simples lentes de contacto. No, definitivamente son de verdad. Su piel es de un color blanco, y su cuerpo, uff.. está para matar. Es una hermosura de mujer. Veo que se le queda mirando a Joshua de la misma manera en que él lo mira, pero luego observo en sus ojos un brillo. Un brillo demasiado especial que la bilis se me sube en la garganta y amenaza con salir. Luego ella se mueve y se tira en sus brazos; automáticamente él la abraza. Y oh dios. La escena es demasiado dolorosa para mí. Son una pareja perfecta. Lo que yo y él nunca jamás seremos en la vida. Hay demasiada intimidad en ese abrazo que siento que debo mirar para otro lado, pero no lo consigo. Algo en mi pecho comienza a agitarse violentamente y todo a mi alrededor definitivamente comienza a moverse. Creo que me estoy desmayando, o simplemente me da un ataque del corazón, o Dios decidió que ya es hora de despertar de este sueño maravilloso que terminó con un final de mierda y simplemente volver a vivir mi vida como era anteriormente. No consigo respirar y enserio vomitaré por mí misma.

Ellos siguen abrazados. Tan ocupados en sí mismos, noto como Joshua inspira sonoramente el cabello de señorita desconocida perfecta, y ya no consigo aguantar. Sin dudas, ella fue alguien importante en su vida, y lo sigue siendo. Son perfectos. Son tal para cual. No son polos opuestos, y en definitiva no son raros para el ojo de la sociedad, son la pareja perfecta. Lentamente salgo de ahí, con lo poco que me queda de orgullo, totalmente basureado, y con lágrimas corriendo lentamente en mi mejilla por un llanto silencioso. Cuando estoy lo suficientemente lejos de ahí, comienzo a correr. Corro tanto como puedan aguantar mis gruesas piernas y mi pulmón. Y no es mucho, quizás un minuto o dos. Pero sólo eso. Y para completar la mierda, comienza a llover. ¿En qué momento del hermoso día se ha nublado el tiempo? Ah sí, cuando apareció aquella chica de cabello cobrizo, para nublarla. No soy de criticar a la gente por lo que veo. Jamás. He aprendido que eso solo hacen las personas que se pudren lentamente por dentro. Tengo una lista de leyes que debo cumplir, y una de ellas, es definitivamente no criticar a la gente por como se ve. Pero obviamente, ellos alguna vez sintieron algo muy profundo. Se podía notar por el abrazo tan efusivo, apasionado y lleno de emoción. Me sentía una maldita intrusa. Un fenómeno observando lo que nunca en mi vida podré tener.

Me sentía fuera de lugar, como en los viejos tiempos.

El Atractivo y la Gorda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora