Recuerdo mi primer día de clases cuando fui a la escuela, en primaria. Estaba tan feliz, tan contenta. Esbozaba la mayor sonrisa en mi rostro mientras mi madre me acompañaba hasta el aula. Estaba con muchas expectativas y con ganas de hacer muchos amigos. Siempre tan ilusa. Desde ese momento mi vida fue un infierno. Él típico chico que mandaba a todos, me hacía bromas, que para mí eran mucho más que insultos. A partir de ahí, todos hacían lo mismo, era como si entrara en el cerebro de cada compañero le decía que nunca se junten conmigo y solo se burlen de mí. Pero sólo Jess fue inmune a eso. Ella estaba conmigo, desde el primer momento. Podía confiar en ella porque es una de las personas más bondadosas que conozco..
Ese día, y los próximos días de mi vida, llegaba a casa y me tumbaba a llorar en la cama hasta que pierda el conocimiento.
Todos esos recuerdos vinieron a mi mente en el momento que me fijé en el pequeño niño con enormes anteojos que estaba jugando solo en el parque donde Joshua decidió que viniéramos para pasar el rato; y los otros se burlaban de él. Me levanté y Joshua miraba hacia donde iba. El niño era realmente tierno, de unos 6 años, con pecas por todo el rostro y una enorme sonrisa. Cuando me vio, hizo un intento de irse. –No, por favor –le digo –vine a jugar contigo pequeñín. –Y le sonrío. Me devuelve la sonrisa. Comienza a contarme que se llama Saul, tiene 6 años y un cuarto, como me lo dijo y se ganó una carcajada mía. Comenzamos a jugar y los otros niños nos miraban. –Sabes –comencé. –Me gusta jugar contigo pequeño saltamontes. –le di ese apodo al fijarme lo hiperactivo que era. –Ojalá nos volvamos a ver. –No te vayas –susurra Saul y me abraza. Le devuelvo el abrazo. –Nos veremos pronto, ahora debo ir con un amigo –le susurro. -¿Es tu novio? –pregunta con una sonrisa pícara pero a la vez tan inocente mientras mira hacia dónde está sentado el chico más atractivo, mi amigo. -¿QUÉ? –grito y me sonrojo, comienza a reír con esa sonrisa de niño. –Eh.. no, es solo.. es solo un amigo –le digo apresuradamente. Me despido de él besándole el cachete y me voy junto a Joshua. Él se ríe, como si supiera lo que el pequeño travieso de Saul me preguntó.
-¿Qué te dijo? –pregunta Joshua. Vuelvo a sonrojarme. –Nada. –miro para otro lado. Él me mira levantando perfectamente una de sus cejas como si supiera que miento. –Es vergonzoso –le digo –Él piensa que tienes una novia, y que soy yo. Fui muy gracioso porque tú no tienes novias, y si la tienes no son como yo –le dije apresuradamente mirando para otro lado.
La sonrisa desapareció de su rostro y todo su cuerpo se tensa. -¿De dónde demonios sacas eso, Frances? –dice furiosamente. –Per… pero es la verdad. –le digo. -¿Acaso me ves como tu novia? –le pregunto secamente y me mira, duda por un segundo, y ya sé su respuesta. –Nadie sabe –me dice, aunque en el fondo sabemos la verdad. Le doy la sonrisa más fingida mientras poco a poco me viene un sentimiento tan amargo que me marea, y en el fondo me rompo lentamente. –Tengo una sorpresa para ti –dice, rompiendo el incómodo silencio. Lo miro de reojo -¿Sorpresa? -Pregunto.
-Sí, pero debemos irnos, ya está oscureciendo –me dice. Entonces nos vamos.
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Al llegar, noto que se va para su casa y me voy detrás de él. La última vez que estuve aquí fue cuando le pedí que bajara el volumen de la música y conocí a Amber mientras rodeaba la cintura de Joshua con sus brazos. Lindo recuerdo, me digo.
Entramos y quedo completamente en shock; es la casa más increíble en la que haya estado toda mi vida. Como el que vive aquí, dice una vocecita. Todo, absolutamente todo los aparatos electrónicos son de última generación. A mi derecha está una enorme sala con la TV plasma más enorme que mi puerta del dormitorio, también hay varios sofás de un color azul un poco oscuro, y una mesita en el centro con algunos cd’s. Agarro el primero. Appetite For Destruction, me encanta. Me doy la vuelta y le sonrío mostrándole el disco.
A mi derecha hay una cocina tan impresionante, todo es de acero inoxidable, y esa heladera, Virgen María, llega hasta el techo. Miro con la boca realmente abierta y él se ríe.
Subimos por las escaleras más impresionante que conozco y fuimos por un pasillo con varios puertas, dormitorios pienso. Entramos en uno y es absolutamente el paraíso.
La pared es de un color gris azulado, con millares de posters de algunas bandas que me encantan. Hay una enorme cama super King a un costado y un pequeño armario con algunos cajones. Hay una tv enorme como la de la sala, y llenos de aparatos electrónicos de chicos. También varias guitarras, reconozco una Les Paul, hermosa. Hago un típico silbido cuando algo impresiona y observo detenidamente una imagen en la pared.
–JODER, ES JOAN JETT?! –grito tan alto como puedo y voy corriendo a ver pequeños collage de Joshua y ella. Él comienza a reír y se acerca. –Sabía que eso sería lo que más te llamaría la atención –dice. No intenta esconder su orgullo y arrogancia. Ruedo los ojos. –Eres el hijo de puta más suertudo que conozco. –le digo, sin tratar de evitar la envidia que salta por mis poros. –Ella es mi tía. –dice como si fuera lo más normal del mundo tener a una de las mejores rockers de toda la historia y la persona que cambió el mundo del rock machista, a uno igualitario. La amo. –Por tu tía, me vuelvo lesbiana. –suelto, y nos reímos. –Mierda, es impresionante, este cuarto, lo amo. ¿Tocas? –pregunto, apuntando a las guitarras y un bajo. Rueda los ojos. –No, están ahí para decorar mi cuarto y ser mucho más hard –dice con una vocecita muy simpática. –Idiota –murmuro. –Bueno, y mi sorpresa? –le digo. Pone la cara inocente más fingida que conozco y espeta: -Aquí, corazón. –señalándose a él miso y haciendo una pose muy rara. Le saco el dedo corazón y nos reímos. –Espérame. –Bueno –le digo.
Abre una puerta que estaba dentro del cuarto ¿de dónde demonios salió? pienso, y saca un paquete. También observo otra puerta, de seguro es el baño. Me entrega el paquete y lo abro. Son dos entradas para ir a ver a Aerosmith dentro de dos meses. Me quedo estupefacta. Y lo miro. Comienza a reír. -¿Es.. esto es.. enserio? –grito, él asiento, voy corriendo y salto por él. Le doy el abrazo más fuerte que jamás haya dado y comienzo a darle besitos en su cachete.
¡Joder, Aerosmith!
No paro, hasta que soy consciente de lo cerca que estamos y me quedo completamente quieta. Estamos tan cerca que puedo sentir su respiración en la mía, con solo unos pocos centímetros más y su boca estará rozando los míos. Nos miramos a los ojos, parecería una eternidad después cuando aparto rápidamente. Él se aclara la garganta y yo miro para otro lado. –Muchas gracias. –susurro, y siento su mirada en mi espalda. –Ahora.. eh –digo estúpidamente. –Creo, creo que debería irme - continúo susurrando mirando para otro lado y me voy.
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El Atractivo y la Gorda.
Romance¿Cómo tomarías el hecho de que tengas sobrepeso, y que tu nuevo vecino sea tan atractivo como si fuera el pecado en persona? Soy Frances, una chica apunto de cumplir 18 con problemas de peso, que luego conoce al ser más arrogante del planeta, llamad...