Mr. Midoriya
Aquel hombre de edad avanzada miró aquel monitor junto a su cama, sabía que mentir sobre su salud perfecta era contraproducente pero ser honesto con su hijo solo haría que este no cumpliera lo que le había encomendado.
—Shinsou, ¿Cuando traerá Izuku a mi nieto?
El chico de cabellos morados suspiró, no lo sabía.
—Pronto.
—Más le vale.
Si, más le valía si es que quería su fortuna. El señor admiro sus manos ya huesudas ¿Realmente habia pasado tanto tiempo? Y es que aun recordaba cuando había iniciado ese drama adolescente de su hijo.
"Papá yo lo amo"
Eso había dicho Izuku antes de irse. Pero el aún recordaba esa noche.
Inko había dicho que su hijo había salido, probablemente a una fiesta con su novio, así que llegaría tarde. Para ese entonces estaba inseguro, pero había decidido no prohibirle nada pues su hijo aún no estaba en edad de ser comprometido, por lo que dejaría que disfrutará su corto tiempo.
Cuando el reloj indicó las 3 am exactamente, Izuku entró, solo y completamente mojado era de extrañar ya que no había llovido en todo el día y lo que volvía todo más extraño era el hecho de que parecía estar sobrio.
Inko había preguntado por su estado de ánimo y este había sonreído y contado anécdotas divertidas, pero que había vuelto porque sus amigos querían entrar en la alberca y al ser derribado por uno de ellos dejó de sentirse cómodo y decidió regresar.
Lo había creído hasta que vio a su hijo borrar su sonrisa en cuanto vio a su madre voltearse a otro lado mientras hablaban.
Izuku parecía tener un temple perfecto. Sonaba animado, pero sus facciones no lo indicaban, no lo expresaban, casi parecía magistral.
Cuando decidió investigar de inmediato supo la causa, alfa, rubio, millonario también y de un terrible temperamento, el cual había parecía estar teniendo en aquel entonces problemas con alcohol, tabaco y estupefacientes...
Nada digno de su hijo...
Entonces tuvo que pagar por información y lo que escucho no le gusto. Su hijo siendo empujado y humillado públicamente en fiestas distintas no era algo que le gustaría imaginarse.
Cuando supo del Embarazo inmediatamente diviso que su pequeño sufriria.
Entonces tomo medidas. Aunque no se sentía orgulloso de ellas.
Su hijo entró por la puerta.
—No veo al pequeño.
Izuku trago saliva. Un viejo hábito por los nervios. Shinso salió de aquel lugar; siempre que podía acompañaba al señor Midoriya pero algo le decía que lo que pasaría no era de su incumbencia.
—No lo verás, decidí que no te lo entregaré.
Aquello hizo que se enfureciera ¿Como podría proteger a su nieto?
—¡MALDITA SEA! DEBI DEJAR QUE SHINSO HICIERA EL TRABAJO SUCIO. Sospechaba que pasaría pero nuevamente me decepcionas.
—¡Tu también me decepcionaste! Me casaste con alguien más y me quisiste obligar a parir. ¿SABES CUANTO ME DOLIO PERDER A ESE CACHORRO?
—Solo así te librarias del idiota de Baku-...
Izuku lo Interrumpió.
—A mi ya me parece que tu eres peor de lo que el nunca ha sido ni será, dudo que haga sufrir a Akihiro.
Dicho eso, salió de la habitación ignorando a su padre.
Y claramente también aquel sonido que el monitor que le monitoreaba comenzó a emitir.
Shinso no dudo en regresar junto a una enfermera. Ya le habian dicho que no debía sobrereaccionar. Una vez se retiro de la habitación la joven, el procedió a explicarle todo al padre de uno de sus mejores amigos.
—"Suministrele una dosis más del medicamento", eso dijo la enfermera.
—Eso no interesa ahora. Necesito que comiences con los tramites de la tutela. Si mi fuente no me falla, Mitsuki ya vio a mi futuro heredero, no sería conveniente que se lo quede.
Shinso asintió sin dudar. El solo debía cumplir ordenes.
—¿Uraraka vendrá nuevamente? Debemos vigilar y controlar los días de sus reportes para que no se encuentre con su hijo.
—Supongo, aunque también debo hacer que comience a intervenir. Es una pena que ese tal Denki jamás te busco.
Shinso asintió. Sabía que no debía mentir. Pero lo había hecho, y lo volvería a hacer por la persona que más amaba.
—Si ¿Verdad?...
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ALFAS BOBOS 💚 KATSUDEKU 🧡
أدب الهواةKatsuki Bakugo, un alfa "divorciado" de 24 años con un pequeño hijo de 7, hacia tres años que pudo terminar su carrera y comenzar a trabajar formalmente. Aunque no se quejaba de su tiempo sabía que si no controlaba al pequeño demonio que tenía como...