Extra I hyunlix

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Era un estupido, el más grande de los estupidos, porque sabía lo que estaba pasando y aún así no quería detenerlo. No era la primera vez que los coqueteos de Felix me atrapaban con la guardia baja y cómo no, si su dualidad da para ser un sol de felicidad y ternura y después tornarse en una tentación difícil de ignorar.

Tampoco era la primera vez que un poco pasado de copas se ponía a repartir amor a los miembros que ya estaban más que acostumbrados al hecho de que Lix es una persona demasiado cariñosa y uno que otro beso no significaba mucho, solo picos que nos llenaban de ternura, pero no conmigo.

Cuando yo era su objetivo, que siendo sincero no importaba a quien se le colgaba del cuello para abrazar, la paranoia me hacía sentir que a pesar de estar dando muestras de afecto a alguien más el objetivo seguía siendo yo, no apartaba esos lindos ojos de mí como desafiandome a hacer algo, pero ¿Qué podría hacer?

Sabía sobre lo caprichoso que se volvía cada que bebía, era como si se liberara de la culpa de causar problemas y podía actuar como el niño mimado que siempre a sido, yo tenía suficiente con el comportamiento de princesa de Han que en su mayoría era Minho quien se encargaba de ello, pero cuando se trataba de Felix era como si quiera caer en lo que sea que su mente buscará de mí.

La mayoría de las veces no pasaba de un coqueteo descarado por parte de los dos, alguna caricia disimulada mientras jugábamos el uno con el otro, claro, jugando, porque sabía que sus besos no significaban nada más, porque ni siquiera eran tema de conversación al siguiente día.

La primera vez que nos besamos en el baño de un hotel durante una gira lo único que salió de su boca al respecto fue un “sabía que besabas de esa forma” con una linda e inocente sonrisa que me hizo olvidar que demonios podría significar eso.

Pero algo en mí no estaba soportando ese momento la forma en la que me miraba, probablemente no existía mucha diferencia entre sus juegos pasados y era yo quien estaba imaginando que la forma en la que  mordía sus labios y pasaba sus manos lentamente por sus piernas era una invitación para algo más, quizá el borracho era yo.

Miré la mitad de mi cerveza seguido de su bebida que de alguna extraña forma era solo una gaseosa sin alcohol, definitivamente el estupido loco que estaba imaginando todo era yo. Le di un enorme trago a mi bebida buscando un pretexto para todo lo que estaba sintiendo, pero no había, no podía pasar por alto que estaba deseando comerle la boca a mi mejor amigo.

Una risita juguetona se salió de su boca al darse cuenta de mi desesperación, cada segundo perdía un poco más de mi dignidad y estaba casi seguro que solo era el inicio. Me levanté de mi lugara para buscar otra cerveza en la cocina del departamento y luchar contra los extraños pensamientos que recorian mi mente.

Antes de beber de la botella una mano detuvo mi cometido y me hizo dejar la bebida en la mesa nuevamente, prosiguió deslizando la yema de sus dedos por mi brazo hasta llegar a mi manga mientras yo seguía el suave movimiento con mis ojos hasta llegar a contemplar ese bello rostro lleno de pecas.

Solo me proporcionó una sonrisa mientras yo bobamente miraba sus labios, por más que quería apartar la mirada era imposible, brillaban como si hubiera puesto gloss en ellos, grandes, rosados, suaves y listos para que yo los destruya.

–Si quieres besarme solo hazlo, no tienes que verme así–mordió uno de sus dedos buscando mis labios con la vista y con esa imagen frente a mí fue que perdí la poca cordura que me quedaba.

Lo tomé de la cintura con ambos brazos para voltearlo y poder acorralar su cuerpo contra la barra de la cocina, como si lo hubiera estado esperando pasó sus brazos por mis hombros permitiendo que mi agarré lo pegue a mi cuerpo y poder besar esos labios que llevaban toda la noche tentandome.

Amaba besarlo, amaba la suavidad con la que sus labios me recibían y las pequeñas caricias que le daba a mi cuello mientras lo hacíamos, disfrutaba besarlo lento, guardando cada detalle del momento en mis recuerdos y escabullirme en su boca de a poco, pero no ese día, en ese momento sentía hambre, quería más, mucho más y la desesperación me hacía marcar mis dedos en su cintura mientras irrumpía dentro de su boca sin darle tiempo siquiera de respirar.

Mordía sus labios de vez en cuando, los succionaba y con la insistencia con la que sostenía su cuerpo dejaba que mi lengua hiciera lo mismo con su boca, no era para nada  a lo que estábamos acostumbrados pues siempre fui muy cuidadoso con él, pero en eso momento no podía tener suficiente, era como una sed que no se quitaba ni  tomando agua.

Le di un momento para que se recuperara de los besos tan intensos y me di la oportunidad de contemplar su bello rostro, sus labios ahora rojos del maltrato que recibieron de mi boca, sus mejillas coloradas por el calor, su respiración agitada y sus lindos ojos de cachorro mirándome con algo de confusión me dejaron en un trance del que no podía escapar.

–Deberíamos… ir a ottroo lado–dijo entre cortado mientras ponía una de sus manos en su cara intentando fallidamente tapar su sonrojo–alguien podría vernos–agregó aun mirándome directamente–eso fue… distinto.

Iba a volver a tomarlo de la cintura, pero sabía que tenía razón, estaba perdiendo la cordura por la tierna forma en la que se veía y el cómo mi mente me gritaba que era una invitación para continuar, pero lo conocía sabía perfectamente lo malo que era para decir que no y obviamente de su parte siempre había un toque de juego en sus acciones.

–Lo siento yongbok, perdí el control por un momento–me alejé de él intentando meter todo el aire posible en mis pulmones para encontrar la fuerza suficiente para irme.

–No–tomó mi muñeca obligándome a mirarlo nuevamente–sigamos en otro lado.

–Deja de jugar conmigo, no sabes  lo que estás haciendo–apoyé mis manos en la barra de la cocina acorralando su cuerpo nuevamente y viéndolo a los ojos con reproche, cosa que nunca había hecho pues era débil ante sus encantos como para molestarme, pero en ese momento lo estaba a tres de hacerme perder la paciencia.

Con su índice tocó la punta de mi nariz y después lo pasó hasta mis labios delineando los mientras me miraba a los ojos y mordía sus labios–Te espero en mi cuarto–fue lo único que dijo antes de pasar por debajo de mi brazo y salir de la cocina.

♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️
No sé si lo empiece a subir de a poquito o juntar varías partes, pero espero avanzarlo a la par del otro fic.

Secreto (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora