Capítulo 12

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Decir que no estaba nervioso era una mentira. Quería hacerme el fuerte y pensar solamente en el placer físico y mental que sentiría al por fin llegar hasta el final con Minho, pero sabía que aún tenía mil dudas en la cabeza, definitivamente quería hacerlo y el imaginarme que le ganaría a su orgullo y afán de cuidar de mí me daba esperanzas ciegas de que sentía más por mí, incluso más de lo que alguna vez llegó a admitir, lo suficiente para poder confirmar que nos queríamos de la misma forma.

Después de un largo baño y darle mil vueltas a mi cabeza llegué a dos conclusiones; una, lo que sentía por él no era un simple gustar o enamoramiento pasajero, realmente estaba enamorado de él, mientras más tiempo pasabamos juntos después de haber cruzado la línea no muy clara que teníamos entre nosotros, más me daba cuenta de algunos detalles que no pude ver hasta ese momento.

Amaba como su cabello largo le tapaba el rostro y sus gestos al molestarse por lo mismo, pero también amaba la claridad con la que podía ver sus ojos cuando tenía el cabello corto. Amaba su risa maniaca que parecía salida de un criminal en serie y me derretía de ternura la pequeña risita que soltaba cada que jugaba con sus gatos, amaba verlo bailar en el escenario, equivocarse en ensayos y dar su máximo esfuerzo componiendo a pesar de decir que era malo en ello. Amaba cada parte de él, las buenas y las no tan buenas porque sinceramente no encontraba nada malo en él, sus encantos me atrapaban en diferentes situaciones y sus errores solo me recordaban lo humano que era sin dejar de verlo como una maravillosa persona.

Suspiré fuertemente pues no sabía si mi dilema se hacía más grande con todo ello o si me daba más fuerzas para continuar arriesgando, porque sabía que Min valía la pena, pero eso mismo es lo que me aterrorizaba, tenía un diamante frente a mis ojos y podía seguir apreciandolo o arriesgar para intentar tomarlo y quizá perderlo para siempre.

Por un  momento dudé si quizá estaba actuando con mi otra cabeza apresurando todo, mi cabeza se convencio a si misma que solo iba ser sexo, que en algun punto conseguiría tener mas pistas sobre sus sentimientos hacia mí o tal vez enamorarlo con mis indudables encantos y buen culo, y sí, siguiendo más mis carnales instintos me puse esa lenceria de gato debajo de mi ropa y me dirigí a su departamento.

No podía explicar lo incomodo que estaba con el atuendo al punto de que ni siquiera me atreví a mirarme al espejo despues de ponermelo, las medias largas que legaban casi a la altura de mis muslos era  lo más normal y que hasta cierto punto me gustaban, eran transparentes color negro con los detalles de patitas en la planta del pie, sí, puede que si me gustaran bastante.

No podía decir lo mismo del intento de calzón que llevaba, el encaje a duras penas alcanzaba a cubrir la mitad de mi trasero y eran simples listones los que unían la parte de atras con la de adelante, que era lo peor, tan transparente que juraba se veía todo a contra luz, sin mencionar que el tamaño era dudoso, no sentía que terminara de encajar en mí, pero sí debía aceptar que era cómodo. 

La parte de arriba tenía un hoyo con forma de gatito que dejaba ver gran parte de mis pectorales y omitiendo las orejas que estaban en mi mochila, el toque final era el chocker con cascabel que fue cubierto con un suéter de cuello de tortuga tan asfixiante que no dejaba que la campanita sonara.

Sabía que Min era extraño, pero nunca pensé que fuera medio furro, o porqué razon escogería algo tan peculiar, sí, era jodidamente lindo solo que puesto en mí se sentía raro, amaba las cosas lindas y deseaba poder ser más libre de usarlas, pero esto era un salto muy drástico por lo que la confianza se me iba un poco por los pisos.

A pesar de ello comencé a mentalizarme, iba a esa casa con un objetivo, que Lee Minho me tuviera tantas ganas que terminará rompiendo sus propias compras y terminará confesando su secreto-no tan secreto-amor hacia mí. Se podía soñar y ese día yo lo estaba haciendolo a lo grande.

Secreto (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora