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-¡Hasta que contestas! ¿Donde estas?, no te veo por ninguna parte.- hablo desde el teléfono el mayor de los gemelos mientras la rubia y el peli blanco reían bajo.

-Tom...estoy con Lhyan.- contestó el menor mientras del teléfono se escuchaba como el gemelo tosía sin parar.

-¿¡Como que Lhyan!?- esta habló casi gritando haciendo que el menor tuviera que alejar su teléfono de su oreja.- que mierda...dime que no es broma- añadió.

-No, no es ninguna broma, está acá, a mi lado...- a las últimas palabras del peli blanco se dio la vuelta para observar a la menor que esta mantenía una sonrisa pequeña en sus labios con ternura, este tomó la mano de aquella entrelazándolas.

-Como...pero no es que había...- el mayor no pudo terminar sus palabras sin antes el gemelo le interrumpiera.

-¿Fallecido?, te explicaré todo luego, cualquier cosa me llamas, adiós.- esté corto el teléfono mientras lo guardaba en el bolsillo de su pantalón.

El peli blanco tomo de las manos de la menor muy cálidamente mientras admiraba el rostro de su amada, la cual había extrañado y necesitado por tanto tiempo.

-Perdón...- la rubia habló bajo mientras algunas lágrimas caían de su mejilla que fueron rápidamente secadas por el mayor.

-No tienes por que disculparte amor, mi amor, tenías miedo, lo sé, por eso ahora las cosas cambiaron, hemos crecido, somos maduros de alguna manera, éramos jóvenes, unos que se amaban demasiado y lo siguen haciendo.- tomé de su mejilla uniendo nuevamente nuestros labios, sentía como una de sus manos se posicionaban en mi pecho y la otra en mi nuca acariciando esta al igual que mi cabello.

Me sentía lleno, por fin, mi alma amada nuevamente, no iba a permitir que nos separaran de nuevo, nunca más, nunca más nos van a separar, nuestro amor es tan grande y hermoso, extrañaba demasiado sus toques, su calor, sus labios carnosos con un sabor único, quiero dejarlos rojos de tanto besar, quiero sentir su piel junto a la mía, mis manos siguen encajando a la perfección con su cintura, sigue igual de hermosa, sigue igual de joven, pero era una adulta, una demasiado hermosa para ser real, su belleza, ella simplemente ella era irreal, al igual que mi amor por ella, es tan grande este amor, no podría explicarlo.








(...)








Íbamos de camino ya a mi departamento donde vivía con Amelia, tomados de la mano en todo momento, las luces estaban apagadas menos la del cuarto de Amelia, suponía que ya había llegado, no la quería ir a molestar.

-Mañana vendré por ti, ¿esta bien?- tomo Bill de mi mejilla como una copa.

-Esta bien- conteste y Bill se inclinó uniendo nuestros labios nuevamente, una de sus manos se posicionó en mi cintura mientras me acercaba más a su cuerpo.

-No puedo creerlo...- se escuchó una voz proveniente del pasillo y era Amelia con sus dos manos en su boca tapando aquella.

-Estás muy grande Amelia- hablo Bill mientras la saludaba con una de sus manos.

-Oh, muchas gracias, yo..yo me voy retirando, permiso- contesto la menor nerviosa mientras se dirigía a su cuarto.

Nos miramos entre sí y salió una pequeña risa de nuestros labios, entrelace mis brazos en su cuello mientras sentía su respiración chocar con mi rostro, respiraba agitado, al igual que yo, seguía igual de hermoso, había cambiado, pero a mis ojos siempre será el chico más hermoso y Perfecto que haya visto en mi vida, sus labios seguían igual de cálidos desde la última ves que estuvieron juntos con los míos, su calor, el que extrañaba tantos, sus manos encajando a la perfección con mi cintura.

𝑨𝒔 𝑩𝒆𝒇𝒐𝒓𝒆...; Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora