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Mis manos temblaban, mi respiración demasiado agitada al punto de tener la sensación de ahogo. Estaba tirada en el suelo del baño vacío mientras las lágrimas de mis ojos salían sin parar, mis piernas estaban comprimidas en mi pecho mientras apoyaba mi espalda en la pared recostado mi cabeza hacia atrás observando el techo para tratar de según yo tener más aire. 

Tenía demasiado miedo, no quería que le pasara nada a Amelia, no puedo perderla, e perdido tantas cosas en mi vida, la vida me arrebató tantas cosas, tantas personas tan importantes para mi....

Mi padre fue uno de los primeros, en la depresión que entre por aquel accidente fue horrible, todo lo que tuve que pasar y los malos ratos que también les hice  pasar a los chicos que siempre estuvieron para mi. Creí que después de aquello no pasaría nada más, mi vida por fin estaba mejorando.

Y de pronto las giras, la separación de mis amigos, hermano y de Bill, la presión que me sobre exigía todos los días, para poder estar lo antes posibles con ellos, la primera pelea grande que tuve con Bill, el accidente del auto con el mencionado, todas esas dificultades, y aun así seguimos adelante, según yo nuevamente todo mejorando nuevamente.

Absolutamente todo, gran error, un viaje, un viaje que cambiaría completamente mi vida, la enfermedad de mi madre, esa fiesta, las fotos y la carta blanca con mi nombre escrito con rojo, la última ves que vería a Bill, la última ves que vería a Gustav, la última ves que vería a Tom, la última ves que vería a Georg, la última ves, el último adiós. Y ni siquiera pudo ser una despedida como debía, fueron simplemente unas miradas dolorosas y la gran traición que sentí en esos momentos.

La mano de Amelia aferrada a la mía mientras mis ojos estaban cerrados y esperando que en algún momento aquel avión fuera estrellado. Al final despertar y darme cuenta que no había muerto, las noticias después de aquel momento, queriendo que mi vida ya no se fuera a la mierda de nuevo, volvió todo a la normalidad, como una persona normal, pero no era feliz, no era lo que me gustaba y apasionaba hacer.

Deje todo lo que me hacía feliz de lado para concentrarme en una vida nueva, en poder proteger a Amelia, siendo mi mejor acompañante, cada ves que lloraba en sus brazos por el simple hecho de que mi vida se fue a la mierda tan rápido.

Simplemente queriendo dejar de existir, solamente quería descansar, eternamente. Pero no podía, tenía un propósito, proteger a lo único que me quedaba de mi vida, Amelia, mi media hermana, pero que porta mi mismo apellido, una hermana que logre ver cómo hija, me prometí protegerla, amarla y cuidarla, darle una mejor vida, que no sufra lo mismo que yo, implicando a que yo no sea feliz.

Con el simple hecho de verla bien, feliz, todo tiene una razón, y ahora, ahora estaba en coma, la ansiedad que estaba sufriendo en estos momentos era enorme, frustración, miedo, angustia, simplemente sintiéndome horrible.

Mis pensamientos me consumían poco a poco, sentía mi cuerpo débil a punto de desmayarme, pero de pronto abren la puerta de un portazo asomándose Bill en aquella.

-¡Lhyan!- el mayor rápidamente se acercó a la menor tornándose en aquel suelo frío en el que estaba llorando desesperada.

-No...no puedo...respirar...- tomo el rostro de aquella con mucha delicadeza obligándola a que sus miradas conecten.

-Respira conmigo...- sentí como sus manos acariciaban mi rostro lentamente- inhala...- seguía sus ordenes mientras aún tiritaba.- exhala...-

Después de un tiempo de esta manera logre calmar a Lhyan, estaba completamente devastada, no quería verla nunca más de esta manera, a sufrido tanto, simplemente quiero que sea feliz, y si eso implica mi felicidad la arriesgaré, con verla bien a ella mi vida se ilumina.

𝑨𝒔 𝑩𝒆𝒇𝒐𝒓𝒆...; Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora