Con Él [COMPLETO LIBRO 2]

Introducción

Siempre supe que mi vida sería una película dirigida por Tim Burton, por los tonos oscuros y los datos escabrosos que me gusta almacenar. No soy como mi hermana Olivia, que veía la vida con tonos cálidos. Perdón, me corrijo, sigue viendo la vida con colores claros, alegres y deslumbrantes, y no es para menos. Se casó con el amor de su vida hace poco y es la mujer más feliz del mundo. Amo su sonrisa, pero a veces me perturba que no relaje el músculo facial.

Estoy agradecida y profundamente orgullosa de todo lo que ha logrado en la vida, y estar lejos me hace extrañar como nunca esa mueca constante en su rostro. Es una maravilla hablar con los Henderson a través de vídeos llamadas, y ver las hazañas de Noah y las cagadas monumentales de Miv.

La vida caótica de la familia es adorable, después de todo.

Ahora vivo en Londres, hace casi un año dejé Nueva York para comenzar a vivir mi propia vida. Lejos de las personas que más amaba en el mundo, y lejos de él.

Sobre todo, lejos de Micah Lewis.

La vida me enseñó de la manera más cruel que no siempre seremos correspondidos en el amor, yo me di cuenta siendo muy joven. Me encapriché con un muchacho de gafas con montura y cabello rizado que lo primero que hizo cuando me vio, fue obsequiarme un caramelo de menta con chocolate. Hasta el día de hoy conservo el envoltorio, guardar un papel pegajoso a través de todos estos años fue una condena.

Mi peor error fue enamorarme del novio de mi hermana, y que después de todos estos años volviera a Nueva York para recuperar a Olivia fue echar litros de alcohol a una herida que todavía sangraba.

Ver como preparaba la boda con mi hermana me hizo comprender que no era lo suficientemente valiente, como para constatar aquella realidad con mis propios ojos, así que decidí colocar kilómetros de tierra y océano entre los dos.

Era lo más sano, como cirujana lo recomendaba.

Ver como cancelaban el matrimonio confirmó mi decisión de largarme del país, no toleraba ver al hombre que amaba sufrir por mi hermana.

Lo que jamás esperé es que los caminos de la vida de Micah se entrelazaran otra vez con los míos.

El destino era un canalla de los peores.

Estaba manejando los hilos de mi vida a su antojo, casi de la misma manera en la que yo manejaba un bisturí.

Volver a encontrarme con el amor de mi vida, me iba a destrozar, y no solo a mí.

No solo a mí porque esta vez no estaba sola, un abogado cuidaba los pedazos que Micah rompió sin un atisbo de bondad.

Estaba a punto de perder la cabeza.