Capítulo 44: Coma farmacológico

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Es un estado de inconsciencia controlado y provocado con fármacos sedantes que deprimen el nivel de consciencia del paciente hasta llevarlos a una situación de sedación profunda, en la que el paciente no responde a la voz ni a estímulos físicos.

MICAH

Cada vez que cerraba los ojos veía su sonrisa, incluso parecía que escuchaba su risa. Seguía estando en todo. Joanne estaba en mis pensamientos, en mis manos, todavía podía sentir la sensación de su cuerpo en mis dedos. En mi boca porque estaba seguro que jamás podría borrar el sabor de sus besos... estaba en el puto oxígeno que respiraba cada día.

Nunca pensé que volver a Nueva York iba a ser tan desolador. Ya no sentía las ganas desesperantes de volver porque había alguien especial esperando. Lo más sagrado para mí permanecía en Londres, en los brazos de un bastardo demasiado afortunado.

Nada me devolvería la vida que solía tener, porque después de Joanne no había nada. Ella me arrebató la dignidad, mis ganas de reír, las ganas de vivir.

¿Lo más idiota que hice en cuanto llegué a Nueva York?

Ni siquiera fui a mi departamento o visité a mi familia. Fui a un maldito salón porque no quería volver a ver mi barba ni mi cabello. Le había prometido que jamás me cortaría el cabello, pero ella tampoco cumplió las promesas que me hizo.

Y ahora estaba en el baño de mi departamento mirándome al espejo.

Un hombre que al parecer no volvería a sonreír, unos ojos castaños que no brillaban debido a la rojez perpetua que ahora lo acompañaban. Unas ojeras patéticas.

Era un puto fantasma.

¿Ella habrá olvidado todo en tres horas como me aseguró?

Porque ya habían pasado tres semanas, y su recuerdo seguía más vivo que nunca dentro de mí.

Ya no recordaba cuántas veces la llamé, y de todas esas llamadas obtuve un rechazo.

No contestó ninguno de mis mensajes.

«Perdóname.»

«Te amo.»

«No sé vivir sin ti, mi amor.»

«Perdóname.»

«Perdóname.»

«Perdóname.»

Cada puto día.

Incluso llamé a Cunnington para preguntarle como estaba Joanne, y para mi sorpresa, me contestó. Me pidió que la olvidara, porque no había retorno para ella. Le supliqué que me ayudara, que estaba desesperado por Jo, que la amaba con toda mi alma. Le pedí que me devolviera el amor de mi vida, pero qué sentido tenía pedírselo a él, cuando era el propio amor de mi vida que no quería nada conmigo.

Fui un idiota cuando le dije que estaba muerta para mí... pero creí que ella reaccionaría de alguna manera. Que no me dejaría abandonarla.

Que idiota había sido.

En un arrebato provocado por una borrachera volví a Londres.

Apoyé las dos manos sobre el lavabo, mientras las lágrimas escapaban aparatosamente de mis ojos al recordar.

Alex y Luke me estaban esperando en el aeropuerto, tal vez con la intención de detener una locura. En cuanto me vieron se acercaron y me convencieron de que solo empeoraría las cosas. Entonces Alex dijo algo que me volvió a destruir, me envió directo a un coma farmacológico.

Con Él [COMPLETO LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora