Capítulo 26: Filemafobia

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JOANNE

—¿Conocías el Big Ben?

—He estado en Londres otras veces, pero nunca tuve la oportunidad de conocer este lugar.

—¿Te gusta?

—Prefiero la estatua de la libertad.

—No lo digas muy fuerte —le aconsejé y él sonrió. Tomé su mano y recorrimos el puente de Westminster hasta llegar a The Queen's Walk y mirar el impresionante London Eye. Estuvo un momento convenciéndome para subir, pero tenía terror a las alturas.

—Este es un sector turístico, debe haber grandes restaurantes.

—Siempre me recomiendan el sector de Waterloo, por York Road.

—Le diré a los dueños del restaurant, tal vez quieran indagar en terrenos ingleses.

—Sería una gran oportunidad.

—Si más adelante vuelvo, ¿te molestaría si te visito?

—Creo que no sería la mejor idea.

—¿Cuándo me vaya no le seguirás preguntando a Henderson por mí?

—Creo que no. ¿Tú sí?

—Nunca dejé de hacerlo, pero el bastardo nunca me dijo nada.

Sonreí mientras miraba el Támesis. Maximilian era un hombre especial, y yo lo quería muchísimo.

—Es mi mejor amigo.

—Antes yo ocupaba ese lugar.

—Yo estropeé nuestra relación, y necesitaba tener un amigo que no me juzgara por lo que sentía.

—¿Sentías? —Lo miré.

—Sí.

Micah apoyó su peso en el borde del puente y también miró el Támesis. Los rizos caían indefinidos sobre sus ojos, que apartó rápidamente.

—¿Estás enamorada del abogado?

—No, pero es importante.

—¿Crees que te puedes enamorar de él?

—Sí —me miró a los ojos, indagó buscando dudas, pero jamás le he mentido a Micah. He sido venenosa y terriblemente cruel, pero nunca le he mentido.

—No lo hagas. No te enamores de él —tragué en seco, nerviosa por el rumbo que estaba tomando la conversación.

—¿Por qué? —Agarró una de mis manos y se la llevó a la boca. No me importó que el gesto fuera insignificante, pero para mí era un acto de tremendo valor. Uno que probablemente recordaría hasta el último día de mi vida.

—Porque no soporto verlo cerca de ti, porque se me encoge el corazón cuando sé que estás con él, porque ya corre con demasiada ventaja. Porque desde que le diste un giro a mi vida estoy deseando matar a todos los hombres que te miran por más de dos segundos y no es justo vivir de esa manera —mi mentón comenzó a temblar, y odié que mi cuerpo reaccionara de esa manera porque sabía que lloraría en cualquier momento y no quería.

—Yo he vivido toda mi vida intentando odiar a la mujer que miraste siempre, pero es imposible porque es mi hermana —sonreí al tiempo que una lágrima escapaba.

—No puedo negar mi pasado porque tú estuviste en cada pasaje, fuiste testigo, pero las cosas cambian. Quise a tu hermana con la misma locura de un adolescente, creí que sería para siempre y deseé un montón de cosas con ella. Por varios años creí que Olivia sería la mujer de mi vida...

Con Él [COMPLETO LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora