Capítulo 46: Inapetente

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Falta de apetito, con desinterés por alimentarse.

NUEVA YORK

—Necesitas un menú.

—Prefiero una carta con distintos platos y que los comensales escojan lo que quieren consumir.

—Me parece estupendo tener una carta amplia, pero aún así necesitas un menú.

Camilla y yo estábamos en mi departamento.

Hace dos semanas me pidió mantener una distancia prudencial y respeté su petición. Incluso esperé que fuera ella quién quisiera retomar la comunicación, y lo hizo tres días después. Si bien ella tenía un local, decidió venderlo para comprar otro con una mejor ubicación. Ambos recorrimos el lugar y le recomendé dejar todo en las manos en el quipo que me ayudó a decorar el A piece of Dublín, y ella me pidió que me pusiera en contacto en ese mismo momento con ellos. La próxima semana iniciarían los trabajos. Queríamos un ambiente familiar y elegante.

Ahora estábamos en mi departamento trabajando en el menú, y si bien siempre se ha mostrado cordial, levantó una pared que no me dejaba ver a la Camilla sonriente y tímida del principio. Estaba cuidando su corazón y lo entendía.

—¿Y qué sugieres? —preguntó mientras escribía todo en su computador. Llevaba unos minutos sin mirarme a los ojos.

—Un cremoso o un gazpacho como plato principal. Incluso podríamos jugar con un carpaccio.

—Muy tradicional —negó sin apartar los ojos de la pantalla.

—Deshidratar productos en su punto exacto no es tradicional, es un arte —repliqué a la defensiva.

—Si bien el restaurante tendrá matices familiares, su punto más fuerte será la gastronomía de primer nivel. Aquel lugar al cual importantes empresarios de Nueva York confiarán para sus reuniones determinantes para cerrar negocios.

—Eso será, estoy a la altura de una buena gastronomía —apoyé las dos manos sobre la mesa, una de las pocas cosas que ya me quedaba en el departamento, y la miré—. Puedo ofrecer platos gourmet de primer nivel, pero no sé por qué te parece poca cosa un maldito gazpacho. Te aseguro que en Europa se consume con mucha frecuencia...

—No estamos en Europa...

—¿Se puede saber qué te ocurre? —finalmente apartó la mirada de la pantalla y me miró a los ojos—. Eres la dueña y sé qué conoces de cocina, pero dijiste que la cocina sería mi terreno. Es un buen momento para dejar las cosas claras.

—Pero es que también quiero decidir en cuando al menú.

—¡Estupendo! ¿Qué fue lo que te hizo un pobre gazpacho para que lo desprecies tanto? —Camilla tomó un lápiz, se acomodó un mechón rubio detrás de la oreja carraspeando.

—Es personal.

Me senté frente a ella y después de rellenar su copa con vino la miré, esperando que continuara. Camilla sonrió, y fue la primera vez que me detuve un poco más de la cuenta en sus labios. El beso que nos dimos hace dos semanas no contaba para mí, porque si bien la besé a ella, en mi cabeza y en mi corazón siempre estuvo Joanne. Pero esta vez era consiente de que quién estaba conmigo era Camilla Dupont.

—Le estaba preparando un gazpacho de zapallo al papá de Amandine para darle la noticia de mi embarazo, pero él nunca llegó.

—Mierda.

Ella sonrió, y después negó con la cabeza.

—Sé que han pasado casi cinco años desde aquello, pero el gazpacho me produce rechazo todavía y no me gustaría que en esta nueva etapa haya algo que me recuerde al papá de Amandine.

Con Él [COMPLETO LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora