Capítulo 1.

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El primer día de clases de cualquier universidad, es realmente como lo pintan en las películas estadounidenses. Estudiantes corriendo de un lado a otro, saludando a sus amigos, presumiendo bronceados, alardeando de lo que hicieron el verano. Parejas de novios reencontrándose y besándose como si no hubiera mañana.

El estómago se me revolvía sólo de ver a un par de novios devorándose el uno al otro en un beso ardiente y apasionado.

Cepillé mis dedos entre mi cabello y me quedé con la mano enredada en las puntas. Estaba acostumbrada a alizar mi indomable melena larga, pero ahora que la había cortado, sentía que me hacía una parte importante.

Caminé por el campus, sin dejar de sentirme nerviosa. Abril, mi mejor amiga de la vida, me había dicho que él había aprobado su examen de ingreso. Me había dicho que él estudiaría en la misma universidad que nosotras y, a pesar de saber que el lugar era terriblemente grande y que había una posibilidad en un millón de encontrármelo en los pasillos, me sentía aterrorizada.

No estaba lista para verlo una vez más. Mucho menos para encararlo, saludarlo o hablar con él. Había pasado el verano entero en Manchester, en una granja, alimentando vacas, caballos y cerdos; y en ningún momento había abandonado mis pensamientos.

Tom Kaulitz era y sería siempre mi perdición.

Habíamos terminado hacía casi tres meses. Un mes antes de las vacaciones, y aún me afectaba la idea de no estar con él.

—¡Tú, pequeña idiota! —escuché una voz horriblemente familiar gritando detrás de mí. —, ¡Cuando dije cambio, me refería a algún tinte, una despuntada, un nuevo estilo. No me refería a que cortaras la mitad de tu cabello!

Una sonrisa estúpida se deslizó por mis labios y me giré para mirar a Abril, abriéndose paso hacia mi entre la multitud. Unos brazos delgados me abrazaron con mucha fuerza antes de que pudiera procesarlo y le devolví el abrazo antes de decir—: ¡Estaba en Manchester!, ¡No sabía a qué clase de cambio te referías!

Me aparté de ella un poco y noté el color rosa pastel y fiusha de su cabello. Mis cejas se alzaron con incredulidad y dije —¿Me hablas a mí de cambios extremos?, ¡Mira el color de tu cabello!, ¡Es tan rosa como una vagina!

Una carcajada brotó de su garganta mientras enredaba su brazo en mi cuello, guiándome por la multitud.—Este semestre, mi queridísima Rachel, estoy decidida a hacer de todo.

—Si Georg te lo permite —acoté.

—Si Georg me lo permite —concordó ella.

Caminamos hasta el edificio principal, donde veríamos nuestro horario de clases y el edificio de nuestras clases. Abril y yo compartíamos carrera: ambas habíamos decidido estudiar letras. Sin embargo, ella se inclinaba más al periodismo, yo era del tipo escritor.

Georg, por otro lado, estudiaba ciencias sociales, y su edificio estaba al lado oeste del campus. Tom, se había matriculado en Derecho, su edificio estaba al lado norte del campus. Bastante retirado del mío: el sur.

—Me dijo Georg que te vio en el Red Night el fin de semana pasado. —dijo Abril.

Yo me tensé un segundo antes de asentir rápidamente.— Sí, fui ahí.

—A verlo... —afirmó ella.

—A verlo... —concordé.

—¿Y? —inquirió.

—¿Sabías que realmente sabe cantar?, quiero decir, ¡Canta, muy bien! —dije.

—Lo sé. Es talentoso —dijo mi amiga, con una sonrisa suficiente.—¿Hablaron?

—¡Mierda, no! —dije, aterrorizada con la idea.

Abril se detuvo en seco para mirarme reprobatoriamente.— ¡No puedes huir de él para siempre! algún día tendrás que enfrentarlo y hablarle, Rachel.

—¡Lo sé!, ¡Lo sé!, aún no estoy lista para eso. —dije, recordando el momento en el que la mirada de Tom y la mía se encontraron en el bar, un par de segundos.

—Nunca estarás lista, y lo sabes. Quiero decir, es Tom. Es el hombre que amas. Fue tu primer amor verdadero. Jamás estás lista para enfrentar algo así, sin embargo, te las arreglas. No puedes vivir tu vida mirando hacia todos lados, intentando encontrar el modo de ocultarte de un chico. —me dijo, tenía razón.

Me mordí el labio inferior con fuerza.—Ni siquiera me conoce, Abril. No necesito esconderme de nadie porque no me conoce físicamente. No sabe cómo luzco y, probablemente, cree que soy tan bonita como tú. —dije, haciendo una mueca.

Abril resopló antes de mirarme con irritación.— ¡A Tom no le interesa! ¿Sabes cuántas veces hemos coincidido en alguna fiesta y me pregunta por ti? ¿Sabes cuántas veces me ha preguntado: "¿La chica con la que charlabas es Rachel?"? ¿Sabes cuántas veces me ha dicho que te extraña? ¿Sabes cuántas veces me ha repetido una y otra vez que si pudiera cambiar lo que paso, lo haría? ¡Tom te ama, Rachel! ¡Tú lo amas a él! ¿Qué está mal contigo? —me regañó.

—¡Todo!, ¡Todo está mal conmigo!, no soy capaz de acercarme a él, no soy capaz de mirarlo a los ojos, no soy capaz de aceptar que me equivoqué y que debí haberle dado una oportunidad más a lo que sentía por él, Abril. Pero no puedo. No... No estoy lista. No estoy lista porque ahora todo ha cambiado. Ahora todo es diferente y no quiero aferrarme al pasado. —solté.

Tenía mucho tiempo pensándolo. Tenía mucho tiempo sintiéndolo, pero no lo había dicho. A nadie, no le había dicho a nadie que me aterraba el rumbo que la vida de Tom y la mía habían tomado. No le había dicho a nadie que me sentía perdida sin él. No le había dicho a nadie que todas las noches me preguntaba si había hecho lo correcto.

 No le había dicho a nadie que todas las noches me preguntaba si había hecho lo correcto

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