Capítulo 43.

3K 243 14
                                    

La sonrisa de Tom, la mirada de Tom, los besos de Tom, los abrazos de Tom, ir de la mano con Tom, las palabras de amor de Tom. Si me hubiesen dicho hace un mes, que llegaría el punto de mi vida en el que tendría que decirle adiós..., habría memorizado todas y cada una de sus palabras. Habría memorizado su brillante piercing en su labio inferior, sus trenzas, la forma en la que sus manos grandes ahuecaban mi cara cuando me besaba, el sabor de sus besos, los lunares de su espalda, el aroma de su piel... Me habría aferrado a cada momento. A cada "te amo". A cada palabra susurrada y a todas aquellas promesas implícitas entre nosotros.

No paraba de llorar. No paraba de lamentarme lo que había hecho. No paraba de desear correr a su casa y decir que había mentido. Que todo había sido por mantenerlo lejos de mí, porque ni siquiera puedo mantenerme a mí misma.

Estoy cayendo de tan alto que no quiero arrastrarlo conmigo. ¿Cómo pretendo hacer feliz a alguien si ni siquiera puedo darme un motivo para sonreír?

No me he levantado de la cama en dos días. Mi mamá me ha traído algo de comida que apenas he tocado. He tenido el móvil apagado y escondido para no llamarle, y me estoy muriendo.
Siento un peso junto a mí en la cama, pero no me muevo. No me interesa saber quién es. No me interesa hablar con nadie. No quiero hacer nada. No quiero ver a nadie.

—¿Cómo estás, cariño? —la voz de Abril hizo que el nudo de mi garganta se volviera inmenso. Envuelve sus brazos en mi cuerpo y me aprieta con fuerza.

No puedo evitarlo. Estoy sollozando inconteniblemente una vez más.

—Está bien, pequeña. Estoy aquí... Llora todo lo que necesites llorar. Estaré aquí siempre. —susurró y me giré para abrazarla.

Esta vez, me permití sollozar con fuerza. Me estaba quebrando. Estaba cayéndome a pedazos. Me estaba desbaratando y no había nadie aquí para sostenerme. No podía hacer esto. No quería hacerlo. ¿Por qué tenía que pasarme esto a mí?

—¡Lo amo tanto! —balbuceé entre lágrimas.

—Lo sé, Rachel. Sé que lo amas. Él sabe que lo amas.

—¡No! ¡No lo sabe! ¡No sabe cuánto...! —no pude continuar. No podía dejar de llorar.

—Él te ama. Te ama muchísimo. No ha dejado de preguntarme por ti. Él te ama.

—Abril, no puedo tenerlo cerca. ¡No puedo!

—¿Por qué no?

—Tienes que prometer que no se lo dirás. —susurré intentando tranquilizarme.

—Lo prometo.

Me aparté para mirarla. Estaba segura de que lucía como mierda, pero no podía importarme menos. No podía importarme ni siquiera un poco. Tomé una respiración profunda y comencé a hablar—: ¿Recuerdas que estaba teniendo problemas de vista cansada?

—Sí. —su ceño se frunció ligeramente.

—Se volvió peor —un nudo se instaló en mi garganta—. Fui al médico y... —tragué duro—. Abril... me estoy quedando ciega. —mi voz apenas fue un susurro, pero noté cómo toda su expresión se transformaba.

—Oh, Dios mío... —susurró mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—, ¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Dios mío!

Asentí, incapaz de hablar, mientras las lágrimas caían por mis ojos.— No pude decírselo. No tuve el valor de hacerlo. No quiero que pase por esto. No quiero que me vea quedarme ciega sin que pueda hacer nada por impedirlo. No lo merece. No merece sufrir de esa manera yo... ¡Yo lo hice por él!

Abril abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró.

Nos quedamos en silencio durante un momento que pareció eterno. Entonces, comenzó a preguntarme acerca de las opciones. Le hablé del tratamiento, del porcentaje de probabilidades de que funcione, de la cantidad de dinero que debería tener y del poco dinero que en realidad tenemos.

—Debe de haber una forma. —susurró con la voz entrecortada.

—No la hay... —susurré de vuelta.

—¿Eso es todo, Rachel? ¿Te vas a rendir así de fácil? ¿vas a dejar luchar sólo así? —sonó exasperada... molesta.

—¿Qué hago? —La miré a los ojos—, dime tú, ¿qué hago? ¿Qué puedo hacer para hacerme el tratamiento sin dejar a mi mamá en la calle?, no tenemos a nadie. La única tía que tengo vive en Manchester y vive en una granja que está cayéndose a pedazos.

Abril guardó silencio, mirándome con impotencia.—No puedo creer que esto esté pasando. No puedo creer que esto esté pasándote a ti —susurró, acariciando mi cabello—. Es tan injusto.

Tragué duro, intentando aminorar mis ganas de echarme a llorar una vez más. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que me sentí de ésta forma.

—Vamos a encontrar la forma. —prometió, pero sabía que ni siquiera ella sabía si iba a ser capaz de hacer algo por mí.

 —prometió, pero sabía que ni siquiera ella sabía si iba a ser capaz de hacer algo por mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•───── ✦ ─────•
Disfruten, voten y comenten, muchísimas gracias por leer.¡!<3

Aunque puedas verme | tom kaulitz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora