Lunes
22 de noviembre
Estábamos en el hospital. Oliver en el quirófano y yo sentada en las sillas de espera.
Después de que se desmayara, me dirigí bastante rápido hacia urgencias. Fue llegar ahí y por suerte había unos cuantos médicos esperándonos. Estaban allí para nosotros ya que era encargo de la policía por si pasaba algo.
Los médicos vinieron corriendo al ver el coche de policía, y al ver que mi acompañante estaba sangrando e inconsciente, lo sacaron en brazos entre tres. Lo subieron rápidamente en una camilla que guardaban en la entrada y lo llevaron a una sala sin decirme nada. Agobiada, tuve que ir a la consulta para saber en qué sala podía estar. Cuando me la dieron corrí por los pasillos hasta encontrarla. Sentada, veía como entraban como locos médicos, enfermeros y cirujanos. Salían y volvían a entrar.
Cada vez estaba más preocupada ya que no podía entrar. Pero mis nervios se dispararon al ver alguien salir de la sala y mirar a las personas que estaban esperando sentados.
—¿Andrea Sorni? —la voz del que parecía el cirujano me sobresaltó.
—Soy yo —me levanté con temblores en las manos y en los pies, mirando al suelo preparándome para lo que me pudiera decir. Noté como ese chico se me acercaba.
—Buenas tardes, señorita —mientras comenzaba a hablar levanté la vista y... Otra vez no.
—Hola Vicent. ¿Eres tú él cirujano que está operando a Oliver?
—Así es —mi corazón dio un vuelco y él lo debió de notar—. Está bien, Andrea. No te preocupes, va a mejorar.
Un gran alivio salió dentro de mí.
—Dentro de poco, lo trasladaremos a una habitación para él solo. Tendrá que pasar la noche aquí.
—No hay problema.
—Por cierto, cuando se despierte, vendrán unos policías para haceros unas cuantas preguntas —inhaló aire dando tiempo para continuar—. Me lo han contado mis compañeros. Lo que os ha pasado, digo. Lo siento mucho. Debe de haber sido un infierno para ti y para Oliver. Ojalá pase ya esto y metan al culpable de todo en la cárcel de por vida.
—Sí... Gracias.
—Me gustaría estar aquí charlando, pero no puedo. Tengo que entrar para seguir con Oliver.
—De acuerdo. Cualquier noticia, avísame, por favor.
—Lo haré —esto último lo dijo dándose la vuelta y dirigiéndose a la puerta.
Mientras esperaba pacientemente volver a ver a Oliver, pensaba en el outfit de Vicent. Llevaba una camisa de plástico azul y lo mismo para los pantalones. El conjunto resaltaba con su pelo negro liso y esta vez, a diferencia de la anterior vez, despeinado. Conjuntaba con sus ojos, ya que eran del mismo color de la camiseta. Desde la última vez que lo ví, parecía que había crecido. Al darme cuenta de qué estaba pensando en él y no preocupándome por Oliver, sacudí la cabeza dando a entender que no estaba bien y apoyé la cabeza contra el respaldo de la silla. Aunque eso hizo que me volviera a meter en mis propios pensamientos.
¿Era una casualidad que a Oliver lo opere Vicent?
¿Era el destino el que quería que me lo encontrara otra vez?
Seguía pensando, pero las puertas de la sala se abrieron. En ellas, apareció una camilla. Era Oliver. Estaba tumbado. Cuando lo vi, me levanté y me dirigí con las personas que ayudaban a transportar la camilla. Me asomé un poco para ver su cara. Tenía los ojos cerrados. Estaba pálido.
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Secretos Ocultos
Mystery / ThrillerAndrea es una joven estudiante apasionada por los misterios, pero cuando su mejor amigo desaparece, se adentra en un mundo oscuro y peligroso donde nada es lo que parece. En medio de la investigación, conoce a un hombre misterioso por el que no pue...