Sábado
27 de noviembre
Habían pasado diecisiete días desde la desaparición de Brandon y no teníamos ninguna noticia, solo que estaba muerto y sin ojos. No sabíamos quién era el culpable, ni tampoco habían pruebas. La persona que lo estuviera haciendo, sin duda lo tenía todo meticulosamente planeado.
Había pensado investigar por mi cuenta, pero evidentemente, no tenía ni idea por dónde comenzar. Y aunque estuviera estudiando Criminología, este caso era una completa ida de olla.
Eran las seis de la tarde, comenzaba a hacer frío y el cielo se nublaba cada vez más haciendo que el sol se escondiera. Estaba en mi cama tumbada mirando el móvil y a la vez pensando cuando el timbre sonó. Me levanté pensando que era mi hermana, ya que había estado trabajando toda la tarde en su primer día como camarera. Ella todavía no había hecho amistades, pero era mucho más social que yo, así que no iba a tardar. Estaba enfrente de la puerta a la que seguían tocando. Me giré para ver el reloj que estaba enfrente del sofá y vi que ella no podía ser ya que acababa de trabajar a las nueve.
Mi cuerpo se volvió más tenso al imaginarme todas a esas personas indeseadas que podrían estar tocando la puerta. Miré por la mirilla y no había nadie más que Oliver, así que todos esos músculos que estaban estirados, se relajaron por completo.
Abrí la puerta chirriante y me encontré con sus ojos brillantes. En ese momento, todo lo demás parecía desvanecerse a mi alrededor. El mundo se redujo a ese instante.
—Hola —comencé ya que se quedó contemplándome cuando abrí.
—¡Hola Andrea!
—Me alegra verte de nuevo —se me escapó.
—¿Cómo estás?
—Muy bien, ¿cómo ha ido tu día?
—Pues he estado bastante ocupado, pero ahora todo mejora —me sonrió—. Tengo que hablarte de un par de temas.
—Oh, pasa —tendí una mano hacía el comedor para invitarle mientras que con la otra, aguantaba la puerta.
—Gracias —se quitó la chaqueta negra que llevaba y se la colgó en el brazo.
—Dámela, la dejo en el perchero.
Me hizo caso y me la dio con amabilidad.
—Siéntate donde quieras. ¿Quieres algo de beber?
—No, gracias.
Una vez que estuvo sentado en el sofá, lo hice yo también.
—Bueno, me has dejado con la intriga —le dije casi riendo para que me contara lo que se estaba guardando.
—¿Cuál quieres que te diga antes: la uno, la dos o la tres?
—La dos.
—Sé quién compró las flores.
—¿Qué flores? —dije desconcentrada. Últimamente no sé qué me pasaba. Cuando estaba con Oliver no me concentraba en lo que me decía. Sólo podía encontrar algo de estabilidad en sus ojos, los mismos que me dejaban hipnotizada si me adentraba en ellos.
—Las que me trajeron al hospital, ¿recuerdas?
—Cierto es, perdón. ¿Quién fue?
—No he podido ver las cámaras de seguridad pero me han descrito al chaval y... se parece a Liam.
—¡¿Co... Cómo?!
—Como lo oyes. Ya no solo estamos hablando de eso, sino de que la persona que pudo comprar el ramo, pudo haberme disparado y pudo haber matado a Brandon.
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Secretos Ocultos
Mystery / ThrillerAndrea es una joven estudiante apasionada por los misterios, pero cuando su mejor amigo desaparece, se adentra en un mundo oscuro y peligroso donde nada es lo que parece. En medio de la investigación, conoce a un hombre misterioso por el que no pue...